Antonio Garrigues Walker

Forbes 23 / Mayo 2015

Al grito de «¡Editor!», el respetadísimo Antonio Garrigues Walker me recibe con la afabilidad que todo el mundo le reconoce, que tantas y tantas puertas le ha abierto, y las que aún le queda por abrir. Trato de no aceptar el envite y me reposiciono en mi lugar de entrevistador al susurro de «Abogado».

Garrigues mantiene la curiosidad de la juventud y me entrevis­ta con las preguntas certeras que un buen consultor jurídico le hace a un cliente. ¿Cómo haces Forbes? ¿Cómo la trajiste aquí? ¿Porqué la edición americana y la tuya son diferentes? ¿Cómo te va la edito­rial? … Respondo con titulares y enciendo la grabadora, aún no he reconfirmado el REC cuando don Antonio Garrigues Walker, en el despacho aún sin terminar de decorar de la Fundación Antonio Garrigues, al otro lado del jardín de uso privado del despacho de abogados, y con vistas a la Castellana, ya declama argumentos, hi­pótesis y recuerdos de lo que ha sido (y será) una vida extraordina­ria. Una vida de esas que provocan la envidia más sana del mundo. De esas que al cronista le habría gustado convertir en crónica.

La biografía de Garrigues merece la pena ser consultada al detalle. Todo está perfectamente documentado y encontrará el lector abundante material al respecto, consecuencia de la rotun­da presencia pública del abogado y político en la vida nacional e internacional. A modo de breve resumen, Antonio Garrigues Walker (a apenas unas semanas de cumplir los 80 años) es el primer español vivo en ocupar la portada de Forbes en España (Suárez lo hizo tras su fallecimien -to, en marzo de 2014). Hijo del abogado y embajador en Estados Unidos Antonio Garrigues Díaz­Cañabate, de su madre norteame­ricana heredó una de sus primeras herramientas de trabajo, el inglés como lengua materna. Su currí­culo profesional es inabarcable, y está tratado con profundidad en la biografía firmada por Car­los García-León y Borja Martínez Echevarría (Península). Pero para comprender su gran aportación a la profesión, y desde su oficio a la sociedad, hay que subrayar que de su padre heredó ser la cabeza de puente de los intereses de las grandes empresas norteamericanas en su desembarco en España. Su mediación con el nieto de Henry Ford para la instalación del fabricante de automóviles en España, aún con Franco vivo, fue uno de los hi­tos en el proceso de confianza de los mercados en la transición.

Y también está el Garrigues político. Su presencia en la vida pública es difícil resumirla en unas líneas: su significación en el entierro de los abogados laboralistas tras la matanza de Atocha, su fracaso al no conseguir ni un solo concejal en su pugna por la alcaldía de Madrid y su intento fallido de construir el Partido Liberal, junto a (Miquel) Roca, hoy amigo y competidor…

Atesora decenas de presidencias de honor, fundaciones, con­decoraciones que lejos de pesarle le han enriquecido. Todo esto se conserva en la mirada brillante y curiosa de Antonio Garri­gues Walker, el abogado que impulsó la abogacía moderna en España y que es también un hombre incombustible que mira al futuro. Así lo explica en sus propias palabras, de la A del Au­toritas que conserva en el día a día del bufete a la W de Walker, apellido que le dio de madre.

A/ Audacia. España necesita en este momento más que nunca la audacia de ser audaces. Creo que si nos atreviéramos más con nuestra conexión con América, Europa y Latinoa­mérica, y si fuésemos capaces de recuperar la que tuvimos con África, porque no podemos olvidarnos de nuestra frontera sur, estaríamos en condiciones de impulsarnos con velocidad. Hablo mucho con los empresarios de este tema y me dicen: «Antonio, no podemos con todo», y tienen razón. Pero es que en esta épo­ca no hay que priorizar. Las empresas constructoras españolas lo están demostrando hace tiempo.

Actitud mental. La actitud mental en la vida lo es todo. El otro día les decía a un grupo de ejecutivos: «Un directivo no puede ser pesimista. Si es pesimista tiene que irse». Me contes­taba uno: «Tengo razones para ser pesimista». Y le conté: «Ra­zones para ser pesimistas las tenemos todos, pero si usted pone su foco en eso, dedíquese a otra cosa». Un líder no puede ser pesimista.

B/ Bluechip. Una empresa tecnológica americana, buen cliente, me dijo una vez: «Oye, Antonio, que me has puesto un abogado que dice que no sabe nada de tecnología, que no sabe ni lo que es un bluechip. Y nosotros queremos tener aboga­dos que sepan de lo que va nuestro negocio». Aún me acuerdo que hubo una época en la que los abogados presumían de no sa -ber nada de números, que eso no era lo suyo. Ahora, un abogado que diga que no sabe de cifras lo tiene… fresco.

C/ Codicia. Debemos estar prevenidos ante la codicia. En Estados U nidos la palabra greed está comenzando a reaparecer en los medios de comunicación. Nadie duda ya de que la crisis financiera que hemos vivido, y más concretamente la inmo­biliaria, tiene su origen en Estados Unidos. Nadie lo pone en duda aunque ellos no la acepten. Se generó una codicia que produjo la invención de una ingeniería financiera realmente perversa. Estoy observando varios artículos que advierten del regreso de esa ingeniería financiera. Los bonus se están mul­tiplicando exactamente igual a como lo hicieron en 2008. Y el apetito inversor sigue sin ceder. La gente ya no quiere ganar solamente un 3 o 4 por ciento, ni el 10, sino el 15, el 25 o inclu­so el cien por cien. La codicia no tiene límite. La próxima cri­sis, aunque nadie lo crea, va a tener también origen financiero, porque el control a escala global de ese mundo sigue siendo muy débil. Si Estados Unidos vuelve a entrar en crisis nos ve­remos dañados. Y no nos olvidemos de que en el mundo eco­nómico los que tienen el control son los anglosajones; tienen las dos bolsas financieras, tienen las agencias de calificación, tienen los diarios más influyentes. Tienen el idioma y el exper­tise. Lo tienen todo.

CH/ China A China le quedan una barbaridad de cosas por hacer antes de hacerse con el liderazgo mundial.

D/ Dificultades. Para mí el momento más difícil de estos años fue cuando mi padre se había marchado ya a la Embaja­da de Estados Unidos y mi tío Joaquín me llama y me dice que quiere crear su propio despacho y llevarse su propia gente. Yo dije: «Vamos a tener cuidado porque esto se va a saber, mi padre está en Estados Unidos y podemos perder mucho negocio… «Y luego resultó que no pasó nada porque él tenía una clientela muy tradicional y muy suya, y nosotros teníamos nuevos clien­tes, no sólo americanos, también japoneses. Y fuimos conquis­tando clientes españoles porque muchas empresas americanas querían comprar empresas del país, y en más de una ocasión nos veíamos representando a las dos. Y se produjeron muchos conflictos de intereses que nos obligaron a alimentar a otros despachos de la competencia. General Motors vino a pedirnos nuestra asesoría, porque sabía que ayudábamos a Ford, pero a Ford no le gustó, así que no pudimos aceptarles como cliente.

E/ Experiencia. Cuando se llega a una cierta edad se tiene sabiduría y experiencia, pero mucho de ese conocimiento sirve para el pasado no para el futuro. Eso lo refleja muy bien el so­ciólogo italiano Norberto Bobbio en un libro que se llama De Senectute, en el que elogia a la gente que ha vivido y por lo tanto tiene experiencia. En concreto, mi experiencia, para la gente joven, vale regular. ¿Por qué? Porque estamos viviendo en una sociedad digital, la de la ciberciudadanía, y la de la comunica­ción en su esplendor de las redes sociales. Yo no pertenezco a esa sociedad. Puedo hacer todos los intentos por manejar bien mi tableta, que los hago para no quedarme demasiado atrás, pero eso no me convierte en uno de los suyos. Porque estoy atrás. Eso está claro.

España. La verdad es que siendo un país de la periferia de Europa, latino, con una cultura empresarial y económica baja está haciendo cosas maravillosas. Que en estos momentos Es­paña sea un factor económico del que se habla en Estados Uni­dos es fascinante. Que un tercio de nuestro PIB sea el factor exterior no está nada mal. No solo operamos en Latinoamé­rica, donde parece que es más fácil. Lo hacemos también en Estados Unidos y Europa, y nuestra asignatura pendiente es el eje asiático donde la presencia española es muy baja, pero podría ser muy alta. Lo mismo nos ocurre con África, donde siete de los países del continente van a tener mayor crecimiento que ningún país del mundo según el FMI. Estamos en mejor condición que ningún otro país europeo para crecer, pero hace falta tener la ambición y la audacia necesarias para conseguirlo. Las cosas van bien cuando alguien en su día tomo una decisión valiente.

F/ Felicidad. Recuerdo con especial felicidad el momento de consolidación del despacho. Me reuní con mis socios y les dije: «Vamos a ir al modelo americano, cada uno va a tener su cuota». No entendían nada. Eso siempre costo mucho meterlo en la cabeza de la gente. La idea de trabajar en equipo, de com­partir conocimientos. A la gente le gusta guardarse cosas para sí misma porque creen eso que les da un potencial. El momento más feliz fue cuando la firma empezó a vivir por sí misma.

Futuro. Al hilo del próximo Congreso de la Abogacía de Vi­toria, que se celebrará este 6 de mayo, hemos estado hablando con médicos y científicos, que nos comentaban: «Es que los abogados no nos decís qué hay que hacer con nada. ¿Cuál es el problema legal de las madres de alquiler? ¿A quién pertenece el cordón umbilical? ¿Que consecuencias legales tiene la ma­nipulación genética?». Todos los científicos te dicen que si un ser humano puede ser clonado, se clonará, que nadie va a poder detenerlo, que se clonará de manera legal o ilegal pero que final­mente se hará.

G/ Generosidad. [Es la palabra que define la de­cisión de Antonio Garrigues de abrir su despacho familiar a un total (al cierre de este ejemplar) de 290 socios. Garri­gues es el primero en adoptar el concepto del partnership de los despachos americanos. El modelo es adaptado por todos los grandes.] Si no lo hubiera abierto, el despacho habría desaparecido. He luchado toda mi vida para que este despa­cho fuese una institución, no una persona. He conocido una gran cantidad de despachos magníficos que desaparecieron por personalismo. Todas las grandes firmas de abogados de Inglaterra y de Estados Unidos fueron fundadas por perso­nas que ya no están.

H/ Hijos. Una de las claves es que los hijos no pueden entrar en el despacho como socios. ¿Te imaginas a los hijos de 290 socios trabajando en la firma? Imagínate qué dificul­tad a la hora de gestionar el despacho. Pero tampoco fue idea mía, me lo recomendó una firma estadounidense. Los hijos de nuestros socios trabajan en la competencia.

Honor. [Con forma de Presidencia de Honor. Es el refu­gio de Antonio Garrigues Walker en el despacho que fundó, que lleva su nombre y al que ya no pertenece.] Soy Presi­dente de Honor del despacho hace tiempo, aunque ahora hemos decidido significarlo más. Por eso decidí abandonar mi despacho en el piso superior y venirme a éste de la Fun­dación. Yo ya no puedo dirigir esta firma, y además no debo dirigirla. En eso tengo mentalidad americana: despedirse a uno mismo es un oficio muy sano.

I/ Innovación. Siempre he tenido en mi cabeza la idea de la innovación, sin ningún mérito especial. Mi madre era estadounidense, y como yo iba allí, hablaba con firmas de abogados y les preguntaba cómo lo habían organizado. Un concepto, el del partnership, que en Europa está poco de­sarrollado. Y qué duda cabe que en ese aspecto hemos sido pioneros. El mérito ha sido, como Ortega anunció, mis cir­cunstancias, que me han facilitado la visión.

Inmigración. La vallas podemos subirlas un metro, dos o tres. Da lo mismo. Si alguien no come un día, ni otro, ni el tercero … nada podremos parar.

Inferioridad. La gente no se da cuenta de que la po­tencia de Estados Unidos es total. Es una potencia finan­ciera, tecnológica, cultural, incluso universitaria. Podría­mos colaborar más con las universidades norteamericanas en Latinoamérica (que lo está haciendo Universia, por cierto, bastante bien). Pero también podríamos colaborar políticamen­te. Por ejemplo, en el desarrollo de Venezuela, a pesar de las dificultades actuales, o en el desarrollo de Cuba. España debe aportar. Pero no sé por qué tenemos un cierto complejo de infe­rioridad que nos tenemos que quitar de en medio con el déficit idiomático.

J/ Joaquín. Recuerdo la anécdota de mi tío Joaquín Garrigues, que me decía: «No, si en el fondo lo que tu quieres hacer es una fábri­ca». Y tenía toda la razón, porque él era un abogado que respondía al ejemplo de bufete personalista, y así pasó a la historia, como el gran modernizador del derecho mercantil. Pero insisto en que no es mi mérito. Teníamos prácticamente el monopolio de las firmas americanas, y éstas eran las que nos forzaban, y me decían: «Anto­nio, tienes que tener un departamento fiscal. .. y tienes que tener un departamento laboral. .. y no puedes solo tener un departamento mercantil». Y de pronto ganó fuerza el medio ambiente, y abrimos un departamento dedicado a esta materia. Ocurrió lo mismo con el campo económico penal y había que tener penalistas… Lo que hicimos fue seguir el ritmo del mundo. Por eso estoy seguro de que cuando haya llegado mi momento, este despacho mejorará, porque los cambios son los que hacen crecer a una firma así.

L/ Liderazgo. Vamos a un liderazgo más democrático, porque en definitiva lo que se expande es la democracia en todos los sen­tidos. Cuando se va mi padre y mi tío me dice que quiere crear su propio despacho, me encuentro solo. Y reconozco que me encantó quedarme solo.

M/ Miedo. No debemos tener miedo al agotamiento del modelo, sino más bien verlo como una fuente auténtica de oportunidades. Si no lo vemos así, estamos perdidos. Porque al final el ser humano es lo que prevalece. No hay que dramatizar los cambios, aunque muchos los exageren. Fíjate, por muchos cambios tecnológicos que hemos vivido en estos últimos 50 años, seguimos usando la corbata como signo de lenguaje. Los sentimientos básicos como el amor, el odio, la pasión, la envidia … no han cambiado. La identidad huma­na ha cambiado muy poco, esa es nuestra gloria. Lo demuestra bien la crisis española, la resistencia del español, que está aguantando una crisis muy dura sin dar muestras de desolación. Como es lógi­co, sintiéndose herido y protestando, pero fíjate, por ejemplo, que los niveles de seguridad de las ciudades son más que razonables. Mis amigos mexicanos aún me lo recuerdan.

Modelo económico. No estamos viviendo una época con muchos cambios sino un cambio de época. Y por lo tanto asistimos a un agotamiento del modelo económico. Los libros de Thomas Picketty, los libros de J eremy Rifkin, los artículos de los premios Nobel como Joseph Nay o Paul Kruggman, ha­blan todos del agotamiento del modelo capitalista, del mode­lo político. Se observa el fenómeno del nacimiento de nuevos partidos, no solo en España.
Por lo tanto estamos en una época en la que los modelos clá­sicos se están agotando y deben renovarse. Y se van a renovar. Sabemos que se van a renovar pase lo que pase. Y se van a reno­var todos. El estamento de los medios de comunicación tendrá que cambiar de manera radical. El estamento de la abogacía ten -drá que cambiar. No habrá un solo estamento que no tenga que cambiar. Fíjate: la Iglesia católica ha cambiado porque es lista y sabe que estaba cayendo en un proceso de baja credibilidad y poco interés. Todo lo que no sea renovarse y adaptarse es un error gravísimo.

En cuanto a la política, hay una serie de correcciones que se van a ir produciendo inexorablemente. Si un partido representa la democracia, deberá tener una organización democrática, por­que si un señor representa la democracia y tiene actitudes dic­tatoriales no será creíble. Las cuentas de los partidos tienen que ser absolutamente transparentes. Un grupo político no puede tener opacidad financiera. Ni tampoco puede tenerlo ninguna institución pública. Hay que ir a las listas abiertas, tomando todas las precauciones. Hay que ir al voto electrónico porque aumentaremos la participación electoral. Pero no solo eso sino que participará un electorado diferente y muy probablemente eso afectará a los resultados. Pero que nadie crea que estos cam­bios se van a producir de repente, serán cambios evolutivos y nos adaptaremos lentamente a ellos.

N/ No molestar. No pinto nada y además no debo pintar nada. Hombre, me llamo Antonio Garrigues y el despacho lleva mi nombre, vale, pero … El mundo de la abogacía ha vivido la muerte de Rodrigo U ría ¿ Ha pasado algo en U ría? Nada. Siguen siendo una gran firma. Ha muerto Gómez Acebo, ha muerto Pombo. ¿Ha pasado algo? No. Ésa es la belleza de una institu­ción. Yo no hago nada en Garrigues, lo lleva Fernando Vives que es un socio director absolutamente fuera de serie, porque la ver­dad es que la gente cree que es una broma manejar este grupo, pero es un peligro público. Vives lo hace con auténtica maestría. ¿ Y qué puedo hacer yo? No molestar.
Fíjate he sido y soy Presidente de Honor de muchas cosas y, ¿sabes qué?, no voy a los sitios, porque si voy, me pasa lo que ocurre con los expresidentes, que dicen eso de: «Cuando yo fui presidente … «, y eso es un horror. Los expresidentes políticos deberían aceptarlo y darse cuenta de que molestan.

P/ Político. [Garrigues representa, a diferencia de muchos de sus competidores, el abogado político. Fue candidato, fra­casó en el intento, pero su significación en el universo político, social y en el de los medios es muy alta. Y siempre tiene un aná­lisis personal y una postura que defender ante cada situación]. La aparición de nuevos partidos es lógica, y tiene varias venta­jas, entre ellas, la obvia de que los partidos clásicos tienen que empezar a mover el trasero. ¿Por qué no tenemos listas abiertas? ¿Por qué tenemos tantos aforados, cuando hay países que tienen cuatro, tres o incluso sólo uno?

Pacífico. Para Estados Unidos la agenda del Pacífico es más importante que la europea. Desde luego los americanos no van a abandonar Europa, no les interesa, pero lo que es seguro es que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos para Euro­pa sería la solución. ¿Por qué no hay un movimiento en Europa entusiasmado a favor del tratado de libre comercio con Estados Unidos? No logro entenderlo. No veo muchas más soluciones para agilizar nuestra economía.

R/ Revolución. Viviremos sin ningún duda una revolu­ción tecnológica y una revolución científica. Lo sabemos ya. Afectará a todo. Fíjate, por ejemplo en la medicina. Hablando con Valentín Fuster me cuenta que al final lo que vamos a tener son lectores de máquinas. La longevidad va a aumentar mu­chísimo. Dentro de nada vivir 120 años no será extraño. ¿Te imaginas los cambios de consumo? Y si no tenemos en cuenta la longevidad generaremos dos sociedades, una muy joven que tendrá que convivir con una muy vieja. La revolución científica lo va a cambiar todo: la nanotecnología, la cultura del grafeno y todo ese tipo de temas van a ser claves nuevas. Se pondrá de moda lo interdisciplinar. Ya no hay forma de acer­carse a la verdad si no es a través de modelos interdisciplinares.

Retos. Los grandes retos españoles son la resistencia a los cam­bios y la falta de movilidad, los jóvenes se mueven muy poco. Yo siempre digo que si quieres saber cuándo es buena una idea en Es­paña, pregúntate si va a encontrar resistencia. Como nadie se meta contigo deja esa idea en paz, porque no creo que sirva absolutamente para nada.

S/ Seductor. [Aunque este epígrafe bien podría haber estado en la C de Conversador. La oratoria de Antonio Garrigues Walker es un sonido envolvente de argumentaciones inteligentes que con­vierten la charla en un masaje para los sentidos y un ejercicio para el cerebro. Imaginarlo en plena negociación remite a la dureza de las grandes batallas del siglo XX o a la fortaleza física de la guerra de trincheras].

Sueños. Siempre le digo a los jóvenes: coged un mapamundi y estad todo el día dándole vueltas. Manoseándolo. Fíjate en todos los sueños que aparecen.

T / Teatro. [Autor, actor y empresario teatral doméstico en su casa de Sotogrande, disfruta de la amistad de Nuria Espert y cuentan sus biógrafos que fue tal el éxito de sus representaciones veraniegas que llegó a alquilar más de un millar de sillas de tijera para el público que quería además de disfrutar de la representación, alternar en el ambigú social de los Garrigues.] Yo escribo mucho teatro y la obra de este año se llama Méritos y culpas. El ejercicio que estoy haciendo es desmitificar todos mis méritos y magnificar todas mis culpas, y aunque parezca eso un ejercicio de autocrítica al estilo marxista es saludable hasta límites increíbles porque nos damos cuenta de los pocos méritos auténticos que tenemos y de las muchas culpas.

U/ Universidad. En España aunque los jóvenes creen que dominan la tecnología no saben la diferencia entre usar la red y es­tar en red. Hay que estar buscando permanentemente oportuni­dades. Ahora hay una moda en Estados Unidos que dice que para entrar en una Universidad buena tienes que haber demostrado que has creado una empresa. Normalmente digital. Y la moda está en que los profesores invierten en las sociedades digita­les de los alumnos. Y que muchos de ellos se han enriquecido porque de repente una idea funciona. Y es que a veces nos olvidamos de que todo el poderío tecnológico americano se deriva de mentes de 20 años y de su manera de pensar. Esa es la actitud que tenemos que empezar a generar.

V/ Vejez. El envejecimiento te da una serie de valores, que algunos reconocen, pero la verdad es que desde un punto de vista de capacidad de acción y de creación no aporta nada. Si Europa se convierte en un continente envejecido es indu­dable que tendrá sus bellezas pero carecerá de capacidad de reacción. Seguirá siendo influyente a corto plazo, porque la idea de que Europa pueda desaparecer del mapa político no nos cabe en la cabeza, pero a lo largo de la historia hemos vis­to imperios que han caído. Cuando se habla del declive del poder americano, yo sonrío y me pregunto, alguien deberá analizar el declive del poder europeo y del asiático.

Vanidad. Ese siempre ha sido un tema difícil de manejar. Aparte de que las vanidades y la idea de mejorar cumplen un papel en la vida, no nos engañemos, la ambición y la vanidad son factores de progreso de la sociedad. En primer lugar es necesario saber que tienen una carrera profesional dentro del despacho hasta llegar a socio. ¿Llegarán o no? No lo sabemos. Y luego reconocer méritos sin rubor. Eso también lo aprendí de la cultura americana. Hay que reconocer los éxitos. Yo me pude quedar con el 7 5% pero me hubiera quedado sin despa­cho, porque el talento se hubiera ido marchando, y lo tendría enfrente, compitiendo conmigo. Ha sido una decisión egoís­ta que nos ha salvado, por ejemplo, de la gran mortandad de la empresa familiar en España.

W / Walker. De su madre, americana. Reivindico que España podría tener una relación con Estados U nidos un 100% mejor. Y no exagero ni un ápice. El crecimiento de la cultura latina y del español en América es rotundo. Fíjate en los nuevos candidatos como (Marco) Rubio. Y no es el único. Yo creo que al final será Jeff Bush, pero seguro que habrá un presidente hispano. El voto hispano es decisivo y nadie lo discute.


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