A quien te diga que fuera hace mucho frío; tú, ni caso. A mí me lo dijeron. No era mal tipo el que me lo advirtió, pero yo no le hice ni caso. Conviene no hacer caso de agoreros, falsos amigos, pesimistas profesionales o timoratos del oficio. Es imprescindible.
Tú, a los que te digan que no emprendas, ni caso. Escucha, eso sí, al que te diga que vigiles la caja, que no te despistes con la tesorería; al que te avance que siempre hay un ciclo que baja y otro que sube; al que te aconseje que seas previsor. En esto de crear proyecto, de abrir empresas, de lanzarse a la aventura, la moraleja de Esopo en La cigarra y la hormiga no era ninguna fábula. Escucha al que te diga que te arriesgues. Yo te diría que la vida es corta y que guardar los sueños en un cajón te retorcerá las tripas. ¡Empuja, empuja! Empuja más que el pico de la ensaladilla. Escucha con atención al que te cuente que el mérito no está en arriesgar, sino en corregir los errores. Este consejo debería estar en negrita. Arriesga todo lo necesario, pero corrige pronto. Darse cuenta del error y de su enmienda te permitirá volver a arriesgar.
“Si eres capaz de hablar durante un rato, al final te saldrá algo divertido”, decía Groucho Marx. Si eres capaz de ilusionar a clientes, a tu equipo y a inversores, ya eres un emprendedor. Necesitarás una pizca de suerte, un buen puñado de constancia, tener la dosis justa de ego (si tienes poco no emprendes y si te sobra te nubla la vista), financiación y ganas de libertad. Ser libre ha sido para mí, en mis casi veinte años como emprendedor, la primera motivación. Ser libre para decidir, para elegir mi camino, para seleccionar con quien quiero enrolarme, para abandonar un proyecto… ser dueño de mi vida. La libertad no tiene porque ser para ti la mecha que encienda tu llama, puede ser prosperar, hacer país o simplemente la curiosidad. Cada uno tiene una receta para motivarse.
Advertencia: si aciertas pronto el rumbo, si tu idea se transforma en una empresa, si generas trabajo, si eso te pasa con menos de 30 años (yo emprendí con 40), si tienes beneficios… ¡Atención! ¡Cuidado! Estate alerta porque pensarás que tu próxima idea será también un éxito. Sé prudente, eres finito. Mientras tú te crees en posesión de una mirada de futuro infalible, el mundo gira y te va dejando al margen, tu mirada envejece, tu olfato se atrofia. ‘Briconsejo’ del día: regresa al tiempo en que todo te lo preguntabas tres veces, y si al menos dos de las respuestas tienen sentido, vuelve a emprender. Y corrige pronto. Forbes estará aquí para ayudarte. Y a los que te digan que no lo hagas, que para qué, tú, ni caso.