25 regalos un poco raros para gente normal

¿No sabes qué regalar? ¿Hay que regalar lo que a uno le gusta o lo que le gustaría recibir al regalado? ¿Es posible regalar algo original a alguien que lo tiene todo? ¿Cuánto tiene que ver el presupuesto en el éxito del regalo? Preguntas imposibles de resolver pero que quizá se esfumen de tu conversación si alguno de los 25 regalos que llevo apuntando este año te sirven. ¡Suerte!

Unos guantes aburridos… de eso nada. Regala unos Hestra Gloves. Martin Magnusson fundó en 1936 -aquí entonces nos estábamos matando entre nosotros-, en la provincia sueca de Smaland, este negocio familiar de guantes. Regala unas manoplas de cuero y lana que te harán sentir en tus manos las riendas del trineo de Santa Claus. Podrás arrear a Rudolph y ver las Navidades desde el firmamento. No es mal plan. Aproximadamente 80 euros.

La cámara fotográfica Leica Q2 Monochrom.

¿Unos mocasines? Estos no son unos cualesquiera. Inspirados en el trabajo del arquitecto suizo Pierre Jeanneret, la firma francesa Paraboot ha invitado a Drole de Monsieur a diseñar un par de mocasines de edición limitada en referencia a sus sillas. Aproximadamente 430 euros. No han fabricado muchos eso sí, no tardes.

¿Quién regala calendarios cuando la agenda está en el móvil? Pues tú. El calendario clásico de Stendig, diseñado por el maestro Massimo Vignelli en los años sesenta no es solo un calendario, es un cuadro, un póster, un cartel, una obra de arte de la tipografía y el diseño, útil y bello a la vez. Quizá tengas que explicárselo al regalado, pero eso también forma parte del regalo. 90 euros.

¿Torturado porque tienes poco presupuesto y no quieres volver al Tiger? Nunca importa el dinero que tengas para regalar con estilo. Importa que lo hagas con tiempo. La web de Clove and Creek es una buena solución. Por 10 dólares y el coste del envío puedes sorprender con un tapón para botellas de vino con cabeza de roble. Poco visto en Europa, eficaz para tapar alguna de las 36 botellas que Vega Sicilia subastó esta semana por un total de 1.120.000 euros si es que eres uno de los compradores. Aunque si te has gastado esa pasta seguro que no querrás abrir ni una sola botella. Y si no lo eres puedes usarlo para tapar un buen Mágnum de Alion para compartir con los amigos (169 euros aproximadamente). Si quieres completarlo, el sacacorchos de Orban & Sons en la misma tienda digital es especial (aproximadamente 38 dólares).

‘Made in Japan’ en casete, y a pinchar ‘Smoke on The Water’. Andrés Rodríguez

Rescata tus cintas de casete. Ya no hay excusa, el Made in Japan de Deep Purple cumple este mes de diciembre 50 años y puedes encontrarlo en cinta en Todo Colección por 15 euros en doble cinta. Para pinchar el riff que Ritchie Blackmore toca en Smoke on The Water la noche de nochebuena, el fabricante Crosley, que le ha ido requetebién con los tocadiscos ahora comercializa un “loro” con radio y casete en color malva o el rosa palo. 53 euros más 15 del Made in Japan, por menos de 70 castañas te haces el rey de la cena.

Si al cerdito ya no le cabe ni un euro más y a tu “víctima” le gusta mucho Dior y la jardinería -dos condiciones que es muy poco frecuente que se den-, el bolso Saddle (no confundir con el restaurante de Madrid) de Dior ha sido la inspiración para esta silla. Kim Jones ha diseñado este taburete para trasplantar pensamientos -las flores, claro-, sentando la riñonada en una silla de marca a precio de uranio. Lo bueno, que sólo lo tendrás tú. Lo malo, que no sabes si usarlo o no. ¿En qué momento las grandes marcas -todo es culpa de Hermes- decidieron que solo con poner su logo podrían fabricar cualquier cosa? No, aún no han comercializado huchas de cerdito.

Unas ‘zapas’ para que no dejen de mirarte. Las Nike ISPA Link, totalmente reciclables, dignas de un Mad Max asiduo al Burning Man. Cuando te pregunten tienes que decir que no tienen nada de pegamento, que las partes se han pegado con un sistema de aire frío y calor… eso sí, cuestan desde 125 a 225 euros en nike.com.

Si tu “víctima” come en la oficina de tartera -basta de usar la palabra “tupper”, marca registrada de Tupperware para referirse a la cajita de plástico que te llevas al curro cocinada por tu madre-, este regalo mola. La navajera francesa Opinel comercializada un mango a la que le puedes intercambiar la cuchara o el tenedor, bajo un diseño industrial del francés Frank Fontana. Opinel Picnic se vende por 22 euros cuchara, mango y tenedor y 12 euros más si además quieres el cuchillo. La tartera tendrá que seguir cocinándola alguien, eh.

El regalo que casi vuela, la escoba japonesa Palmbroom.

Si como a tanta gente se te ha ocurrido regalar un tocadiscos. Recuerda que un giradiscos no es nada sin un buen amplificador y una aguja acorde (elige una Ortofon; las hay desde pocos euros hasta el infinito). No te equivocas si eliges un Technics, el clásico plato de DJ -yo mismo tengo uno-, pero que no hace falta pinchar para disfrutarlo. Con motivo de su 50 aniversario comercializan el SL-1200 en negro, rojo, azul, blanco verde y amarillo, y no se entiende muy bien, también en beis. Ya sabes, no va con correa, gira con imanes, así que es eterno. Si tu regalado se cansa o se muda y no le cabe, en Wallapop siempre lo pagan muy bien. La edición normal en plateado te costará 600 euros; la limitada, prepara 900. ¡Ah, y recuerda que viene sin aguja!

Y otras 16 pistas más para que investigues. Una cafetera espresso Prima Latte III (249 euros), hay vida más allá de Nespresso. Un proyector portátil Benq, de diseño pop, que puedes dejar apagado encima del mueble del salón y viste mucho (799 euros). Una barbacoa portátil que te ayuda a olvidar lo peor de la cocina al carbón, recoger: RS Barcelona (309 euros). Una escoba artesana japonesa, Palmbrooom (200 euros) que barrer barre, pero casi vuela. ¿Otro pijama? Ojo, no es uno cualquiera, es del berlinés Tom Adam, de rayas claro con Tencel Lyocelly botones de corozo. Un paraguas japonés transparente de White Rose, un viejo comerciante de tabaco del siglo XVIII que aún hoy permanece en manos de la familia en su décima generación. “Mi padre inventó los paraguas de plástico en 1950”, dice un familiar. Imagínate. Para leídos y musiqueros, el catálogo de la exposición Seeing Loud: Basquiat and Music editado por Gallimard (65 euros). O el catálogo de la exposición del pintor y humanista Zobel del Museo del Prado (45 euros). O la nueva Leica Q2 Monochrom -ojo, sólo tira fotografías en blanco y negro- que puedes probar en la tienda de la marca en Ortega y Gasset (4.500 euros aprox.).

Y ocho más. Una bolsa de agua caliente de Labour and Wait, la firma británica de cosas de casa que molan. O, de la misma web, un jabón de esos atornillados a la pared que hay que sobar hasta que se desgasten. (35 euros más gastos de envío, en color amarillo pollito). Un triple vinilo de Iron Maiden con el legendario The Number of the Beast, pero con todas sus canciones grabadas en directo en el templo londinense, el Hammersmith Odeon (73 euros). Un par de sillones escultura de ratán de Robin Lounger, imposible no epatar con esto, caro, eso sí, a 1900 dólares la unidad. Espectaculares pero no se pueden mojar. Las conversaciones del crítico Llatzer Moix con algunos de los mejores arquitectos del mundo en Palabra de Pritzker para Anagrama (22 euros). Un traje de pana de Drake’s en Londres para sentirte (o que se sienta) como Wes Anderson (1.110 euros). La pequeña libreta de Frank Sinatra fotografiada por encargo por el suizo Henry Leutwyler (Steild, 45 euros). Alucinas cuando ves su caligrafía con el número de teléfono de Nixon. Y, por último, un beso, gratis de dar, siempre memorable ya sea con carmín o sin él. 

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