Y si un día, solo por saber lo que se siente abriéndole la puerta a otro, conduces tú y es el chofer quien va detrás. Y si un día, solo por saber lo que se siente, cuando cada uno pide un tipo de café distinto, eres tú quien sirve los cafés. Y si un día, te vas justo cuando acaba el horario laboral, y así compruebas lo que se siente al mirar el reloj y saber el tiempo exacto que te queda en la oficina.
¿Por qué no contestas en domingo un par de whatsapp inesperados y así sabes lo que supone un calambrazo de trabajo en el momento de descanso? ¿Contesto o no contesto?
Y si un día cuentas los días que te quedan de vacaciones y le pasas a recursos humanos el reporte de los que te quedan.
Y si hoy te traes un tupper (solo por ahorrarte invitar en la comida a los clientes) y lo calientas en el microondas. Recuerda ponerle tu nombre cuando lo metas en la nevera. ¡Y no te olvides de traerte los cubiertos!
Y si hoy madrugas un poco más para evitar ese atasco que siempre te juega una mala faena y te hace llegar tarde y eres tú el que recibe la regañina sobre la falta de puntualidad.
Por si aún no te animas a ponerte en otros zapatos (o, al menos, no todavía), apunta esto: el humor siempre te dará ventaja cuando te comuniques con tus equipos.
No necesitas estar seguro al 100% de todo para tomar una decisión, confórmate con el 70%.
Pasa una temporada en el departamento de Ventas, te hará comprender mejor la empresa
y a tus equipos.
Los trucos más sencillos para ser más productivo suelen ser los mejores.
Convierte los problemas en procesos. Imagina que tu empresa es un familia.
Y por último, ponerse en la piel de otro podría ser un ejercicio de carnaval, pero puede hacerse en cualquier estación del año.