Me gusta llevar la contraria

Me gusta llevar la contraria. Y no es por joder. Si lo hiciese por fastidiar, ya sería previsible. Ir a contracorriente (pensarlo de otra manera) me ofrece la posibilidad de sorprenderme a mí mismo. Y no soy el único.

Yendo a la contra, discos DRO fichó a Extremoduro (¿unos modernos del barrio fichando a unos heavies extremeños? A la contra, Camarón grabó La Leyenda del Tiempo (y le cayeron ostias como panes). Contra todo pronóstico, Steve Jobs imaginó un teléfono sin botones (aunque hoy, más que nada, es una cámara de fotos que hace llamadas que se cortan). Sin que nadie apostara por él, Jeff Bezos se imaginó la mayor librería digital del mundo (y hoy Amazon es el primer cliente de los papeleros del mundo por su consumo en cartonajes). Yendo a la contra, Gabriel García Márquez gastó su último centavo en imprimir las tres copias de Cien Años de Soledad que envió por correo a la editorial (si no le hubiesen respondido, habría dejado de ser escritor). A la contra, Dalí jugueteó con el régimen franquista para convertirse en leyenda pop y facturar y facturar. A la contra, Pablo Picasso deconstruyó las reglas de la ortodoxia en la pintura. Contra todos, Eugenio empezó a contar chistes (aunque lo que quería era cantar). A la contra, Alonso Quijano se echó a los caminos a ‘desfacer’ entuertos.

A la contra, vamos a abrir Forbes House, el primer club privado de Forbes en el mundo. Y contra todo, hemos decido invertir en mejorar el papel de nuestras revistas.

A la contra, Javier Krahe mandó a tomar por culo las prisas mientras su cuate Sabina se hacía estrella mundial y él se fumaba un cigarrito viéndole correr de un lado para otro. A la contra, Gaudí sacralizó una Familia, Balenciaga se puso exquisito y Suárez legalizó el partido comunista.

Todo esto pasó y sigue pasando. A gente como ésta –y como tú– les da por ir a la contra cuando se imaginan que no tienen nada que perder. ¿Qué hay que perder más allá del tiempo? Entre perder dinero y ganar un sueño no hay color. ¿Acaso no hay manera mejor de perder el tiempo que persiguiendo un sueño?

Soñar sin miedo es ir a la contra. Te lo aseguro. Así entiendo yo el oficio de editor y, en definitiva, la vida.

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