«A partir de los 75 años las compañías de seguros no te aseguran». Gay Mercader, a punto de cumplir los 75, le explica al Pirata (Juan Pablo Ordúñez, 67), desde su casa en el Ampurdán, porque se la vuelve a jugar contratando a los australianos dos noches en Sevilla dentro de diez días.
«Brian Johnson» -el cantante de AC/DC que sustituyó a Bon Scott tras su muerte en 1980 y que debutó con el legendario álbum Black is Black– «tiene 76». Aún quedan tickets para el segundo día.
Será la cuarta noche de su gira. Tras actuar en La Cartuja cruzarán media Europa para tocar en Ámsterdam.
¿Aguantará la garganta de Brian Johnson? Cantar no es que cante mucho, más bien gruñe, pero eso en el hard rock es tener estilo. Los gruñidos de Brian Johnson son marca de la casa.
Apunto estuvo Johnson de retirarse, cuando fue sustituido por Axl Rose. Perdió la audición. Le salvó una nueva técnica, un pequeño saco acoplado a la oreja, con un tubo que se infla y que evita los acoples y siseos de los audífonos. La edad no perdona, pero la técnica ayuda.
Diego Elvira (42) va a ser papá por segunda vez. No es un jevimetalero, es un hombre guapo, listo, trabajador, con futuro, pero también es un loco de Angus Young (69) y su boogie woogie. Espero que a estas alturas todos hayan entendido que AC/DC es un grupo de blues rock y no de heavy metal. Diego trabaja conmigo, o yo con él. Pero yo solo iré a Sevilla mientras que él además ha comprado tickets para Wembley -«no he conseguido pista», y Múnich. No me extraña. Ver a AC/DC es mucho más divertido que ver a los Stones. Los Rolling son más «intelectuales», más sociales, tienen mucha más actitud, su huella sonora es impresionante, pero los australianos te garantizan la fiesta. Pijos, heavy, familias, chavales, todos disfrutan con los riffs y el merchandising. ¿Será el último? Pinta que sí.
El Pirata, la estrella de la emisora de la Conferencia Episcopal Rock FM, que acaba de sacar su libro de memorias Mas De Medio Siglo De Radio y Rock (Ediciones Singulares) es el que se ha llevado el gato al agua al entrevistar a Gay Mercader. «Hay un punto de chulería, porque el rock & roll es chulería. Organizo yo personalmente los conciertos y no Gamerco ni Live Nation. (…) Tengo el gran privilegio de que los AC/DC solo quieren trabajar conmigo». Gay tiene un ego importante que es intrínseco al negocio. A Pino Sagliocco le pasa lo mismo. El que paga a las estrellas se siente una estrella. Los estadios no los llena solo el artista también el promotor. Gay, el cuarto hermano Roca, es un tipo cariñoso, humano, muy culto. Es un señor.
Cuando era un jovenzuelo seductor fue retratado por María Espeus. Su libro Hola, Barcelona, reeditado por el empresario y coctelero Javier de las Muelas, acaba de llegar a casa. Se trata de 165 retratos minimalistas en blanco y negro que Espeus hizo de 1980 a 1982 en su estudio de la calle Girona. «Para Andrés, confío en que disfrutes de este viaje de una Barcelona que ya no existe», reza la dedicatoria. Es cierto que aquella ciudad no existe, pero Gay aún se sigue arriesgando. Las fotos pueden verse en la exposición inaugura en el Dry Martini de Barcelona. «Cuando mi pareja me dijo, ¿y tú porque te juegas tanto dinero para traer dos días a AC/DC a España…» confiesa Gay… «Porque lealtad se paga con lealtad».
«¿Cómo funciona el negocio?», pregunta El Pirata. «A mí me llama un agente, un intermediario, que le me pregunta ¿tú qué harías? Y lo mismo hace con el resto de promotores». Gay está orgulloso porque los AC/DC no se han subastado. Eso sería llamar a todos los interesados e irse con el que más puje. «A partir de aquí el problema que tiene el agente es combinar la ruta lo que todos los promotores quieren hacer con lo que el propio grupo quiere y con los resultados económicos». Por eso Gay ha elegido Sevilla porque allí no hay fútbol. Todos los promotores anuncian que esta será la última gira. Se lo he escuchado a Pino Sagliocco con los Rolling Stones. Y ahora lo cuenta Gay. «La voz de Brian Johnson no da más de sí». Y es cierto.
Los cuernos rojos iluminados de diablillo «made in China» aún titilan. Los uso poco. Cuando me apetece dar algún susto en casa a medianoche. Nada de escenas eróticas. Los cuernos rojos de plástico chino son el souvenir más vendido del merchadising de AC/DC con creces. Y volverán a serlo en Sevilla, con el grupo en la autopista, la del infierno claro.