Por increíble que parezca Rolex es una organización sin ánimo de lucro, pero para comprar algunos de sus relojes más te vale tener enchufe. ¿Por qué se ha convertido casi en un milagro conseguir algunos de los modelos de Rolex? Nadie se pone muy de acuerdo en la respuesta. Los hay que apuntan a las estrategias para provocar deseo con ediciones limitadas, que tan buen fruto le han dado a Patek Phillippe, pero también hay expertos que aluden que como Rolex no dice cuántos relojes fábrica de cada modelo el coleccionismo se ha disparado.
Lo cierto es que hierve un mercado gris al que bautizar como negro sería infravalorarlo donde el valor de determinadas piezas nada más salir de fábrica sube entre un 30% y un 50%. El referente en el mercado americano de segunda mano, Bob’s Watches, publicó que “si en 2011 un cliente hubiese elegido pagar 4.500 dólares por un modelo Submariner, que ahora se vende a casi 12.000 la rentabilidad habría sido superior que si se hubiera decantado por un lingote de oro”. ¿Será siempre así? Es probable, Rolex hace años que se ha consolidado como un valor de cambio internacional, con mercados voraces como China o India, al que no le afecta ni la política, ni las oscilaciones económicas del mercado de divisas, y en el que dar la hora de manera precisa, parece lo de menos. Y así coleccionistas profesionales y amateurs, buscavidas y también blanqueadores de dinero sucio, conviven en este mercado global, digital, donde el Rolex Daytona que en su precio oficial cuesta en torno a 14.000 euros se vende por el triple en las páginas webs más conocidas.
Solo los distribuidores oficiales pueden venderte un Rolex. Parece obvio, pero es la estrategia que tiene Rolex para evitar una especulación creciente. Si Rolex advierte que un distribuidor utiliza sus piezas para el mercado gris lo penaliza y corre riesgo de perder la licencia. Ostentar la distribución de Rolex es absoluta garantía de negocio. En España dos familias destacan en este privilegio, aunque hay más distribuidores. Las dos familias son catalanas. Los Tous, joyeros desde 1970 en Manresa, y con el patriarca de la familia, el legendario Salvador Tous Ponsa que es uno de los mayores coleccionistas de nuestro país. Los Tous regentan la Rolex Boutique del Paseo de Gracia 18, construida en 1934 y que antes perteneció al joyero Rogeli Roca. La tienda, en uno de los esquinazos icónicos de la ciudad, ofrece una de las mejores experiencias al cliente, si uno se anima a comprarse un reloj. Construida por el legendario arquitecto Josep María Sert, amigo de Roca y autor del Museo Miró o el Pabellón de la República en la Expo universal de París en la que se exhibió el Guernica, su arquitectura está protegida. Se trata del único interior comercial que se conserva del primer modernismo en Cataluña y que también representa el arranque de la transformación del barrio del Eixample y su nueva vida comercial.
La otra familia, también catalana, son los Rabat, Esteban Rabat padre y Jordi su hijo. Conocidos por ser grandes vendedores, con su inmensa “flagship” de Serrano con Jorge Juan en Madrid o su local de Paseo de Gracia en Barcelona, joyeros que representan un amplio abanico de marcas relojeras, pero que tienen en Rolex su locomotora. No son los únicos, pero probablemente sí sean los que más vendan. También están los Perodri y los Grassy (Yann y Patricia Reznak) y algún otro, pero Rolex mantiene bien prieto el puño de su distribución.
Creada en 1905 por el huérfano Hans Wilsdorf, tras tras la muerte del fundador, cinco fideicomisarios se encargan de perpetuar la voluntad de su testamento: perpetuar la marca y destinar los beneficios a obras benéficas. Rolex produce entre 800.000 y 1.000.000 de relojes al año, pero no dice cuántos ni de qué modelo. Y tampoco les dice a sus distribuidores que modelos les enviarán, ni cuántos, ni cuándo.
La Wilsdorf Foundation, creada 40 años después del nacimiento de Rolex, tiene volumen de negocio supera los 8,6 mil millones de dólares según datos de J.P. Morgan. Algunos analistas le adjudican a Rolex un valor de 8.000 millones, pero claro, nadie posee acciones de la compañía, y no se vende.
La demanda de Rolex nunca ha sido tan alta, incluso para los modelos que se encuentran con facilidad. El valor de segunda mano de los Rolex usados tampoco. La fiebre Rolex para algunos bajará pero para la mayoría seguirá subiendo. Muchos Rolex tienen apodos populares como el Pepsi (GMT Master II) por su corona azul y roja. El Hulk, apodado así en homenaje al personaje creado por Stan Lee, por su corona verde fue editado por Rolex en 2022 para zurdos. Y el lector pensará: ¿eso me afecta?, yo no soy zurdo. Hasta que se da cuenta de que si pasea una de esas piezas en su muñeca hay hombres, -no suelen ser mujeres a no ser que trabajen en la industria de la relojería-, que reconocen el valor limitado del reloj y le miran a uno de otra manera. No exagero. Es así. El Hulk, con la corona a la izquierda, es una de las piezas más difíciles de encontrar. Ese mismo reloj pero con la corona a la derecha se puede encontrar con facilidad. ¿Restringe Rolex las piezas que lanza al mercado para incentivar el coleccionismo? No me cabe duda. La estrategia de Patek Phillipe, probada con éxito durante décadas, con el Nautilus, uno de los relojes más codiciados del mercado, como máxima expresión, hace años que es ejemplo para Rolex.
¿Cuánto afectó a esta fiebre la subasta del viejo Rolex Daytona de Paul Newman en 2017? El reloj, con referencia 6239, -todos los Rolex están numerados- fue vendido por la casa de subastas Phillips por 14,98 millones de euros, convirtiéndose hasta el momento en el tercer reloj más caro de la historia detrás claro, de dos Patek Philippe. Los herederos de Newman subastaron otro años después, otro Daytona, referencia 6263, pero en oro y con esfera color limón. La fiebre se desató gracias al icono de todos los cronógrafos y la palabra Daytona es sinónimo de paciencia para los aficionados. Listas de espera de más de dos años, enchufes por doquier, clientes que compran un reloj que no buscaban y todos a la caza en Cronos24, la página de segunda mano de referencia en Europa, con más de medio millón de piezas listadas.
El cerebro reacciona con un deseo desmedido ante algo que no puede conseguir. La estrategia no es exclusiva de Rolex o Patek Philippe, hace tiempo que Hermes la utiliza con su famoso bolso Birkin y también Porsche con su 911. La peculiaridad es que el precio de entrada en un Rolex no es altísimo, mientras que en Patek, Hermes o Porsche hay que tener buenas alforjas para ser comprador. Mi recomendación para curarse de la ansiedad es un buen libro. Rolex tiene una extensa bibliografía sobre sus modelos, no son baratos, pero se pueden conseguir en eBay (Vintage Rolex Sports Models, Rolex Daytona Manual Winding o Investing in Wristwatch Rolex son buenos ejemplos). Aunque para aplacar ese capricho infinito por lo escaso recomiendo la lectura del último libro del filósofo José Antonio Marina (83), El Deseo Interminable (Ariel). “Los deseos impulsan a la acción, pero la satisfacción de los mismos no agota nuestra capacidad para anhelar: somos un deseo interminable que solo la felicidad podría saciar”.