Forbes 32 / Abril 2016
El hombre de negocios hace camino al volar. Aquí ofrezco algunos de mis pequeños trucos como ese viajero que, cuando abre el ojo, a veces no sabe ni en qué ciudad se está despertando.
- Si no facturas, elige los asientos del fondo del avión. Entrarás antes y encontrarás hueco para colocar tu equipaje. En las primeras butacas tu linda maleta de Vuitton con iniciales dormirá en la bodega.
- Eres alérgico a la lactosa. En Alemania, México y España los Starbucks son tu refugio. En el resto, el mundo leche sin lactosa es sinónimo de leche de soja.
- Pesa la maleta en casa. La báscula que ya no usas sirve para que no te pases de los 23 kilos estipulados por las aerolíneas. Si te pasas, pagar por la segunda maleta desde casa cuesta un 40% menos.
- Descargate la app de Spainmedia Radio y antes de poner el modo avión, bájate algunos de los programas. Tu intelecto se cultivará aunque te toque pasillo y tengas que proteger el codo del carro de las bebidas.
- Ya en el hotel, no te olvides dar la vuelta al cartel de no molestar antes de irte a tu primera reunión, o podrías encontrarte al regresar, con el negocio resuelto en la cartera, que tu cama siga revuelta.
- Deja una buena propina en cuanto te suban las maletas a la habitación. Ya verás como todo cambia. Nada te saldrá más barato.
- Llévate las zapatillas, y si puedes, sal a correr por la ciudad. El gimnasio de los hoteles tiene el mismo ambiente del desayuno pero con los huéspedes sudados y con estilismos de peor resultado.
- Fíate de la red de corresponsales del New York Times. Este diario ofrece en su sección 36 horas en … muy buena y actualizada información para todo tipo de presupuestos y ambientes.
- Vida nocturna. Yo siempre recurro al jazz para sentirme dentro de la ciudad. Siempre hay un garito donde acodarse en la barra con la fauna local.