Zambullida a las tendencias que vienen tras la vacuna

El viento de las tendencias rola. Parece que lo que se lleva y lo que no es un capricho de Eolo sin que podamos evitar esa sensación de haberlo vivido, de haberlo visto ya, de haberlo llevado puesto, incluso de haber estado ahí. Es rara, pero no imposible, la irrupción de una tendencia nueva, totalmente nueva, disruptiva, como lo fue el punk o la cultura hip hop, por citar solo un par de ejemplos.

Digerida ya la resurrección de las cintas de casete -ya no es moderno decir que “ha vuelto el vinilo”- a continuación desvelo algunos soplos de aire fresco en el caprichoso océano de las tendencias, al que siempre estoy atento, para avanzarlas.

El próximo escalón gourmet es el café descafeinado. Los cafeteros 3.0, los que ya han cambiado su máquina de Nespresso en dos o tres ocasiones o los cazadores de nuevas denominación de origen, ¡atentos! que lo que llegan son los descafeinados gourmet. Una nueva generación de cafés bajos en cafeína (¿?) llaman a nuestra puerta. Si trabajas desde casa hace tiempo que habrás dicho adiós al “Coffee Break”, y ya no te acuerdas que hubo una época en la que la primera conversación del curro era sobre los gags de la sitcom Camera Café.

Los primeros descafeinados fueron procesados rebajando su cafeína con un reductor químico que destrozaba el sabor. Ya no es así. La nueva tendencia gourmet de cafeteros descafeinados presume de que “somos los verdaderos amantes del café porque nosotros lo sorbemos solo por el sabor y no por la cafeína”.

Fabricantes como Allpress eliminan la cafeína utilizando agua depurada suiza, en un proceso libre de químicos. Aquí te dejo algunos proveedores para que investigues: Monmouth Coffee -de Anita Le Roy- , Kiwi Coffee, West Sussex Decandet Decaf, The Barn -en Berlín-.

El diseño llegará pronto a los baños públicos. ¿Excesivo? No creas. Una vez conquistada la energía limpia, el carril bici (no del todo, ya sé) y el nivel de CO2, ha llegado el momento de que el urbanismo se enfrente a presumir de baños públicos. Tokio es, como en casi todo, el mejor ejemplo. Bien conocida es la pasión nipona por los urinarios con chorrito que Roca ya comercializa en España. Ahora se trata de que la experiencia callejera figure a la altura del resto de los servicios de la ciudad.

Un paseo por Shibuya, el barrio de la moda en la ciudad, puede planificarse recorriendo baños públicos callejeros diseñados para aportar algo más que el puro alivio fisiológico. Es lógico. Ah, nada de polémicas, todos serán de pago, simbólico, pero de pago. ¿O es que nadie se acuerda de aquella señora, a veces cerillera, a veces celestina, que con un cestillo de mimbre custodiaba sentada la puerta del urinario por unas monedas? Celebridades de la arquitectura como Kengo Kuma (66) o Sou Fujimoto (49) ya trabajan en propuestas con las que mejorar la ciudad, e incorporar una nueva categoría a su portafolio.

Aprende algo de chiles (Capsicum Annuum) porque si no pronto no tendrás conversación. No basta con haberse quitado la camiseta en algún concierto de los Red Hot Chili Peppers -por cierto las memorias de Flea (58) su bajista están ya en el mercado (La Cúpula ediciones). Lo sabe bien Carlos Maribona con su blog Salsa de Chiles. Si no te gusta el picante y tienes una maceta prueba a cultivarlos pero recuerda que son plantas lentas y los frutos necesitan tiempo para madurar. Mientras tu cultivo da fruto puedes ir probando y apuntar en un cuaderno de campo tus picazones.

Si tienes poca paciencia, la variedad Hungarian Hot es de las que dan fruto antes. Regalar chiles es lo más de lo más. Si te aficionas irás descubriendo que simplificar la oferta de chiles por su nivel de picante es poco ambicioso, los hay que rozan lo dulce y también los más fuertes -los Capsicum Chinense conocidos como “Habaneros”, que casi sirven para anestesiar a un comensal. En el ranking de super picantes apunta Dorset Nara, el Trinidad Moruga Scorpion o el Carolina Reaper. Entre los poco picantes, recomendados para iniciarse, el Bellaforma o el Apricot.

Engrasa tus roller skate. Los patines de cuatro ruedas son la tendencia fitness del momento. Recupera Xanadu -que es una película de 1980 y no un centro comercial- y a patinar como Olivia Newton-John. Si necesitas referentes mas cercanos echa un vistazo a la cuenta en Instagram de Oumi Janta patinando en Berlín. No creo que tenga que convencerte cuándo la veas.

No sé si es por Janta pero Google ha publicado que las búsquedas de las palabras roller skate han aumentado desde que en The Crown una aburridísima Diana patina en el Buckingham Palace escuchando a Duran Duran. Su manera de patinar es un grito punk sobre ruedas contra la jaula en la que se siente atrapada. La escena está basada en la afición de Diana por patinar en los jardines de Kensington, y ha sido adaptada. Diana no usaba roller skate sino patines en línea. Ni se te ocurra dudar, nada de línea, cuatro ruedas en cada pie.

Más viva que nunca está la nostalgia para motociclistas. No es una tendencia nueva, todo lo retro tiene un nicho de consumidores fiel y de alto poder adquisitivo. Hay que asumirlo. Cuanto más pequeño es el nicho más caro cuesta, excepto en Japón donde la cultura de las microaficiones raya lo insólito. Pronto llegará, para los más pudientes eso sí, la moda de las motocicletas japonesas de los setenta y los ochenta.

Honda, Suzuki, Kawasaki y Yamaha (FS1 1976) copan la mayor parte de la en oferta. Mi favorita son las Honda de cilindrada media. Una pequeño consejo para empezar a comprar podría ser bucear en las ofertas de Steel City Classics, Sommerset Classic Motorcycles, H&H Classics o en alguna subasta (Bonhams). No te desesperes si al entrar en sus páginas web lo primero que anuncian son los modelos que ya han vendido, es una técnica primaria de provocar deseo, pero te ayudará a guiarte en los modelos a buscar.

Mi recomendación si decides comprar: hazlo a un profesional fiable y asegúrate que no tendrás problemas con la documentación o la ITV en España. Si necesitas más ayuda puedes contactar con Richard Proudman, del Vintage Japanese Motorcycle Club que podrá asesorarte.

Presume de bolígrafo Bic. Menos es más. No quiero decir que no puedas tener una pluma Kaweco, la barata pero eficaz Lamy o tirarte el folio con una Montblanc Meisterstück 4810, pero un Bic Cristal mola todo y el paquete de diez en Amazon cuesta 6,70 euros.

Si te parece poca cosa puedes investigar en las ediciones más especiales como la edición mate en plata recargable (4,70 la unidad) o en el trabajo del nigeriano Patrick Onyekwere o del español Juan Francisco Casas. ¿Sabías que el inventor del bolígrafo Bic, el francés Marcel Bich, estudió en Madrid?

Artículo publicado en El Español por Andrés Rodríguez

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