Te invito a mi cole

Si quieres que te diga lo poco que sé de la vida, te diré que ya va siendo hora de volver al cole. De desaprender lo sabido, martillear tus certezas y hacer añicos lo que esperan de ti. Juega a tirarlo todo por la ventana y a dormir con ella abierta en una noche de febrero para dejar que las estrellas entren y salgan a su antojo. Si te acompaña un amor, abrázate fuerte a él; si no, destápate y sueña.

Lleva a la escuela sólo una libreta de periodista y  un lápiz viejo al que sacaremos punta con una pequeña navaja. Los maestros de esta reválida son de todo tipo de pelaje y condición. Y la matrícula es gratuita. Viene a cantar el Naked Cowboy de Times Square. Florito, el mayoral de Las Ventas, da Educación Física. El profe de Tecnología es ese –que tú conoces– que tuvo las llaves de la casa de Sabina antes de que Jimena cambiase el bombín (el sombrero no, el otro). La profesora de Matemáticas es una doña y se llama Manolita. Ciudadanía corre a cargo de tu ex y el ex de tu ex. Supervivencia es territorio de ese amigo que está en el paro. Woody Allen es el profesor de Música y Aberasturi el logopeda. Comercio lo tiene amañado aquella empresaria que organizó una junta de accionistas en el asiento de atrás de un coche para seguir manejando el cotarro. Costura es el territorio de Sybilla (que prepara su regreso), de quién si no. Tamariz es el profe de Estética y la clase está completa (puedes sentarte en el suelo).

En Caligrafía me pido a Forges. En Diplomacia a Pérez Reverte. Orientación es de Ray Charles y Danza de Geraldine Chaplin. Mecánica se la he adjudicado yo a dedo al cirujano del Rey. Y en Electrónica Steve Wozniak nos enseñará cómo conseguir un enchufe. Latín es para Rubén Blades. El Griego está vacante; nadie lo quiere. Historia es para aquella chica que te dejó y tú crees que es Historia Contemporánea. Oftalmología la ha pedido Rompetechos; ya veremos.

Nutrición es para Stan Laurel y Oliver Hardy. Comunicación para Arguiñano. Y Literatura la vas a dar tú, que un día te fugaste de aquella casa al amanecer, dejando la puerta abierta y una nota pidiendo perdón sobre la mesa.

Vuelve al cole conmigo. Memoriza lo justo. Pasa a limpio tus apuntes antes de que nos despeine el meteorito. Bienvenido a la academia de la marcha atrás. Y si te queda tiempo, en horario nocturno, tenemos Educación Vial (vendrá a hablarnos de nuestros ‘despojos’ el conductor del camión de la basura). Y Periodismo. Ese oficio que está tan jodido y que tan feliz me hace, lo pondrá en práctica un muñeco verde, charlatán y ojisaltón, que aunque lleva gabardina de exhibicionista –esa asignatura no es para este curso– es un batracio muy Esquire.

Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez

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