Tapas 33 / Mayo 2018
Cuando nació mi primer vástago planté un magnolia grandiflora. En Madrid, muy cerca del Pirulí. Y allí está, más alto que ella, pero sus raíces son lo que soy yo para ella, un sustento. Cada primavera envía el aroma de sus flores grandes para recordar aquel momento feliz. La casa ya no es de la familia, otra familia mejicana se hizo con ella, pero el árbol lo seguimos sintiendo nuestro mi hija y yo.
Pocas cosas me relajan más que plantar, que llenarme las manos de tierra, que descubrir una lombriz gordinflona que anda reciclando nutrientes. En este número te propongo el juego de que plantes esta revista. Seamos precisos. Yo plantaré la portada, no la revista completa, más que nada para que la ensalada no sepa a tinta.
Planto tomates hace años, en el pequeño huerto urbano que tengo en la terraza. Nunca los fertilizo. Planto kumato, raff y cherry. Me cuesta tener buenos raff, pero si te animas a un vino en julio, comerás cherry urbanos como el que se come unas pipas en un paseo de verano bajo la luna.
No es la primera vez que me complico la vida con una portada. Hace años hice que una revista oliese a lo que olía elBulli. Ya era imposible comer o cenar en la casa de Ferran y Juli Soler, y le propuse a Adriá elaborar una esencia de olor (a retama y a mar) que al rascar la cabecera desprendiese un aroma. Nos ayudó Dario Sirerol, que ya colaboraba con elBulli en sus esencias. Aquello me llevóun año de trabajo ymás de 50.000 euros de coste.
Para que puedas plantar esta portada llevamos trabajando más de seis meses. Gracias a Hojiblanca (échale una mojada a sus nuevos aceites blended), editar revistas es una aventura. Te aseguro que cuando llegue este primer ejemplar a mis manos, se me caerá el lápiz de dos colores y correré a mi pequeño huerto.
Como soy el editor no solo voy a plantar una portada, quizá entierre media docena. Las lombrices al verme se retorcerán de placer y yo les contaré que las semillas de tomate, esta primavera, llevan palabras e ilusiones.