Punset es un homínido cachondo. Dios me libre de inventarme una nueva categoría en la evolución de las especies, pero es que –como vosotros (algunos de los más de 47.000 amigos que tiene en Facebook)– unas cañas con Punset me las tomaría muy a gusto. Creo que hasta le compraría un coche de segunda mano, que, como sabéis, es la prueba del nueve de un candidato a político. Punset ha sido ministro de la UCD (ese partido del que ahora se ha hecho Antonio Alcántara en Cuéntame), periodista económico en la BBC, marciano divulgador en su programa de La 2, ensayista de éxito o clown en el late night de Buenafuente.
No es tan guapo como Brad Pitt, eso seguro, pero juega con las palabras como sólo los grandes seductores saben hacerlo. Sus libros son best-sellers de verdad; ni siquiera le importa que su próximo ensayo no llegue a tiempo al lanzamiento navideño si no está convencido del resultado. Y sus razonamientos sobre la felicidad son tan aplastantes (¿por qué estresarnos pensando en que ha de comernos un león, si ahora estoy bebiendo agua fresquita en un río precioso? Disfruta, hombre) que, a menudo, me sorprendo escuchándole, pensando que tan sólo soy un homínido de la categoría mongoloide, periodista de oficio.
Lo que quiero decir, en definitiva, es que Eduard(o) cae bien. Muy bien. Y eso en un país complejo que se levanta cada día con una piedra en el bolsillo para practicar el apedreamiento nacional. Punset nos gusta porque hace lo que un homínido debería hacer si le importase un pimiento el más allá, la pasta o el sexo. Hace lo que le sale del moño, ese pelucón irreverente que protege su cabeza. Y ocupa nuestra portada de noviembre en Esquire, cuando no tiene nada que promocionar ni que vender ni que anunciar. Punset se desmelena en un número de escuadra y cartabón, de transportador y sextante. Esquire y las enseñanzas de Punset.
Tú y nuestras Reglas Esquire (el número que tienes entre manos contiene un montón de ellas; prueba a encontrarlas diseminadas por sus páginas). Si tú tienes alguna otra, escríbenos. Mándanos tus propias reglas de homínido Esquire. Las publicaremos.
Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez