Con la autoridad que me da haber subido (eso sí, antes de la veintena) al Almanzor, he regresado a la Sierra de Gredos sin calendario previo ni rumbo fijo. A continuación algunos apuntes en mi Moleskine (¿has probado ya el Smart Writing Set, la nueva Moleskine electrónica que según escribes te pasa los datos al móvil?).
Desenróscate del sillón y elige entre la nacional 6 o la 5 pero ve a Gredos y prepárate para vivir cosas alucinantes.
Apúntate una cama redonda sin problemas de conciencia. No te confundas. Nada de erotismo. Al menos del clásico. Tendrás los músculos tan doloridos cuando hayas andado las tres (o cuatro) horas que necesitas desde La Plataforma hasta la Laguna grande que no se si estarás para hacer piecitos.
Lo chulo es dormir en el Refugio Elola (1.950 metros) pero hay que reservar y pagar por anticipado. Te dan de desayunar, comer y cenar. Hay gente que protesta por los 3,5 euros que te cobran por un refresco pero es que llevan hasta allí las viandas a pie (nieve o truene). Tiene capacidad para 60 personas y desde allí, en noches sin luna, contemplarás las estrellas como sólo lo hacen los valientes. Si hay luna llena todo el circo de Gredos querrá saludarte. Y de allí al Pico Almanzor (2.592m. Dificultad media. 8 horas aprox).
Al regreso, párate a comprarte una pegatina de Gredos (1,5 euros) para tu skate en el quiosco del ‘Tio Juaquín’, (al antiguo el óxido aún lo mantiene en pie). Abren tarde, a eso de las once porque los que suben no se paran nunca al arranque de la travesía, pero cierran cuando el sol se va. El puesto no tiene electricidad ni calefacción así que imagínate la vida allí de Pedro y su ayudante Mercedes, siempre hospitalarios.
Duerme bajo los abetos en una Volkswagen Caravan. A punto de anochecer me enseña la suya una pareja de Madrid que acaba de pagar 6.500 euros por comprársela. Mientras el chico me cuenta que las buenas son las que tienen el techo Westfalia y que esta se la compró con el techo agujereado, su novia, apenas 25 años andaba practicando equilibrios a 40 cm del suelo entre dos abetos, con una de esas cintas de seguridad de los obreros de la construcción. “Busca en Milanuncios. Pero eso sí, esta no pasa de 85 kilómetros hora. Si buscas seguridad en la conducción mejor elige una Volkswagen T4”. Me marcho envenenado con el estilo de vida Camper. Seguro que esta noche las estrellas de Gredos son testigos del amor de estos chavales. Amor de huesos fríos y corazón ardiente.
Llama desde una cabina de teléfono de pueblo. ¿Para qué? Pues para que no se las lleven. Te puede parecer una estupidez pero no lo es. Durante mucho tiempo las cabinas de teléfono fueron para muchos pueblos de España una conexión con el imperio. La que te propongo está en el pueblo de Bohoyo (Ávila. 283 habitantes aproximadamente) y está registrada como la 7321-A. Estaría muy bien hacer una quedada allí, ahora llamada flash mob, y llamar durante todo un día (a quien tu quieras, eso sí) para que a Telefónica no le cuadren las estadísticas. ¡No a la retirada de las cabinas de los pueblos! Podría ser el eslogan.
Reposta con gasolina Gredos. No, no es un descarte de Amanece que no es poco, es verdad. En Hoyos del Espino puedes abastecerte en la Gasolinera Gredos. Imagino que al propietario se le debieron hinchar los tobillos de aguantar los gastos de franquicia de las grandes distribuidoras de crudo y despacha gasolina y gasóleo bajo la marca Gredos. Además de repostar puedes hacerte con unos buenos crampones por si te da por hacer la caminata de la Plataforma antes de que se derrita toda la nieve. Y mientras repostas, si no hay prisa, pídete una Cerveza Gredos en sus dos variedades: la rubia y la doble malta. Si eres suscriptor de Muy Interesante quizá te interese también visitar la fábrica en Hoyocasero (ojo, las visitas sólo son de jueves a domingo).
Hazte un festi. El del Piorno en flor. Ya tienes pulseras de Benicasim y del Viña Rock. Y tus padres fueron al DoctorMusic (OJO, que vuelve este año que me lo ha contado Neo Sala). El Festival del Piorno en flor (del 20 de mayo al 3 de junio). El piorno –Cytisus Oromediterraneus- es la planta por excelencia de la sierra, florece tarde porque aquí la primavera es perezosa pero cuando lo hace todo Gredos estalla en amarillo.
Viaja a 1928. El Parador de Gredos está anclado en el tiempo. Inaugurado en 1928 (el mismo año que el hostelero austriaco Rodolfo Lussnigg se inventó el término ‘Costa del Sol’) parece congelado por el frío serrano. La pista de tenis está ajada y el termómetro de la fachada que algún invierno marcó los 12 grados bajo cero sigue ahí atornillado pero el mercurio se fue a dar un paseo hace años. Y los camareros te sirven el café con el desparpajo del que cuenta ya los días, los meses y los años que le quedan para jubilarse. Eso sí, tienen leche sin lactosa; así que no dejes de ir. Es preferible que vayas en invierno porque su chimenea cuando está encendida es de las mejores de la sierra.
Redescubre la poesía canalla de Gloria Fuertes en el jardín de El Milano Real. Es el mejor hotel rural de la sierra. Lo atestiguan todas las pegatinas de su puerta (Rusticae, Michelin, y también la guía de la revista Tapas del buen comer y buen beber). Su jardín mirando a la serranía es de lo mejorcito para escribir artículos como este, bajo el vuelo hambriento del milano. Frente al hotel, el Spa de Gredos, antes de los mismos dueños del Hotel, pero según me chivan ya separados (peleados, quién sabe), según la ley de los pueblos de que la envidia en sitios pequeños es envidia con mayúsculas. No te olvides de preguntar por la camelia de más de dos metros ya en plena floración.
Por ultimo, un consejo. Visto frente a una tienda de recuerdos en la Catedral de Ávila, grabado en azulejo, donde la sabiduría popular registra las verdades: “Lo mismo un día salgo sin móvil y que sea lo que Dios quiera”.