Una pagina en el New York Times avisa: «Ey, que hoy desfila Moncler«. La página, en impar y a todo color, va enfrentada a la apertura de Internacional cuya noticia cuenta que India ya le habla a China de tú a tú en materia de polución. No es una página de publicidad cualquiera, es una declaración de intenciones, una fotografía del artista chino Liu Bolin, conocido por camuflarse perfectamente dentro de sus fotografías con el entorno. Hoy las firmas de moda hacen más por el arte que muchas galerías.
La 34 no es una calle muy glamurosa, pero encontrar locales diferentes en Manhattan ya no es tán fácil. Hace tanto frío en Nueva York que lo que sí es fácil es seguir la regla en la que si uno va vestido del desfile de la misma marca que lo organiza, el protocolo de la relaciones públicas se eleva a la máxima potencia. Así que, lucir alguna pieza de Moncler es sencillo en un día tan frío como hoy, pero es mucho más complicado cuando se presentan las colecciones de verano.
En la puerta del salón de baile Hamerstein, repartidores del WWE (la revista que pugna con The Business of Fashion por ser la voz de la industria) intentan acercarse a la audiencia invitada. Las entradas se dividen entre compradores, prensa y para invitados. Da igual que lleves o no tu entrada, si estás acreditado tu nombre estará en los iPads.
Por supuesto, aparte de eso, está fuera del show de los fotógrafos y y que se fotografían para intentar dejar su huella en Instagram, el verdadero New York Times de la moda.
El equipo que trabaja en la firma van todos vestidos de estricto negro, que es la regla indicada para demostrar que se trabaja en la organización. La diferencia entre este equipo y el equipo de seguridad es que el equipo de seguridad además, lleva una bandera de Estados Unidos en la solapa.
El resto del espectáculo está en el backstage, donde sólo algunos podrán pasar después del espectáculo. 67 modelos, bailarines y una orquesta; una gran producción dirigida por el francés Etienne Russo. Ayer en los ensayos el CEO de la compañía, Remo Ruffini, supervisaba cada detalle.
En los prolegómenos es divertido ver a Spike Lee, con un gorro de los Nets, comer pipas luciendo Nike del último modelo. Pero nadie le hace fotos. Las fotos son para las modelos, Spike es un dinosaurio para el fast fashion business, pero se sienta en la first row. La gente que se sienta en el front row es la nueva aristocracia global. Pero hacerlo más difícil es aún más difícil, no hay sitio fijo. Y la hoguera de las vanidades se vuelve loca para encontrar donde sentarse.
El presentador es Derek Blasberg, que en su Instagram firma con Vanity Fair, la Gagossian Gallery y CNN Style, ahí es nada. Más de medio millón de seguidores en Instagram le avalan.
Y comienza el show que explica cómo ir chic y bien abrigado. Suena El Danubio Azul, una decena de bailarines bailan el vals y nadie quería irse, porque fuera estaba Nueva York.