Un apellido es una marca. Mis apellidos son comunes, que no vulgares, pero mi marca no lo es, porque la podo, la abono y la riego. No es lo mismo firmar Jagger que firmar Rodríguez. Mi padre no se llamaba Mick sino Pedro. Jagger está en la portada, pero Rodríguez decide si estará o no. Si voy a ver a los Stones compro mi entrada. Jagger regala invitaciones a sus colegas y seguro que cuando escucha Satisfaction se le agotan los oídos. A mí la línea de bajo de Under my thumb aún me hace bailar.
Uno nace donde la cigüeña le deja caer. Se eligen los amigos, la profesión, la ciudad en la que nos hipotecamos, la pareja y el club de fútbol. Pero no se eligen los hermanos con los que se discute en Navidad, con los que estaremos unidos por la sangre hasta que seamos polvo.
Las personas somos marcas y las marcas personas.
Necesitaría mil cartas como esta para enumerar marcas huecas, vacías, huérfanas, sin personas valientes, informadas, comprometidas con su entorno. Sería una lista triste. Mejor optimizar tinta y papel. L’Officiel es una gran marca.
Spainmedia también. Así que Rodríguez se lleva bien, aunque para ver a Jagger tenga que comprar sus tickets un año más.
Carta publicada en L’Officiel Homme por Andrés Rodríguez