A nadie sorprendo si digo que el número uno de una revista aspira a ser una declaración de principios. Ésta es, además, mi primera declaración de intenciones como editor. Hay muchos Esquire, pero éste es el primero en español y vamos a hacerlo nuestro.
Esquire no es la primera cabecera internacional que defiendo. Lo hice orgulloso con Rolling Stone. Y lo cierto es que las dos tienen mucho en común. Ambas crecieron con el nuevo periodismo americano y las dos han dejado su huella en la manera de ver la vida en todo el mundo. Pero a diferencia de Rolling Stone, en la que ejercí de director, en Esquire he asumido el riesgo de editarla y dirigirla a la vez.
Por eso mi convicción es firme. Con absoluto respeto para sus competidoras, sin cuya aportación difícilmente el mercado comprendería una nueva propuesta para hombre, las revistas masculinas en España se piensan casi exclusivamente bajo dos parámetros: sexo y consumo.
No es difícil comprobar cómo la protagonista de una portada pasa de una tapa a otra, fotografiada con mayor o menor acierto/presupuesto, según el tipo de hombre al que se dirija. He sido y seguiré siendo lector de todas las publicaciones masculinas que en el quiosco competirán con nosotros, pero estamos convencidos de que es el momento de una propuesta nueva. Los hombres y mujeres que trabajamos en Esquire creemos en una revista de cintura para arriba; una revista para lectores que –tengan los abdominales como una tableta de chocolate o no– buscan otras cosas: reportajes, entrevistas, ocio, consumo, negocios… Queremos rendirle culto a la etiqueta, pero creemos en los hombres que no se ciñen a ninguna. En definitiva, nos dirigimos a esos hombres que se sienten en su mejor momento (man at his best, como reza el lema de Esquire).
La tripulación del proyecto ha ido enrolándose a lo largo de un verano lluvioso desde lugares remotos. Daniel Entrialgo aterrizó en el periodismo envenenado por su gran pasión, la literatura. Su experiencia como lector avala la manera con la que mira y con la que miraremos. Daniel es el responsable de que Esquire sea smart (elegante), ironic (irónica) e irrevent (irreverente).
Conceptos que aparecen unidos al periodismo de Esquire desde hace décadas (Hearst dixit). Nunca seremos una revista light ni un mero catálogo de consumo.
Junto a él, Melania Pan se unió al equipo para defender la tarea más compleja de la edición de moda, la masculina. El hombre Esquire tiene un estilo propio clásico y moderno al tiempo. Como si JFK y el british style no tuvieran un océano por medio. Os lo iremos contando con absoluta pretensión internacional.
Por último hablar de nuestra vocación digital. Nuestro punto de vista no se ciñe a la impresión mensual de la revista. La redacción trabaja en paralelo para el papel y para www.esquire.es, cuya editora, Vera Bercovitz, defiende con códigos binarios. Sabemos que algunos de nuestros lectores serán ocasionales. Por eso queremos que Esquire esté también al alcance de un click. Para nosotros el periodismo no es distinto si se imprime o si se comprime. En todos estos meses hemos recibido palabras de ánimo, la confianza de los anunciantes y algún que otro escéptico que nos ha preguntado el porqué de una aventura así en tiempos de crisis editorial. La respuesta ha sido siempre la misma. No hubiéramos dormido tranquilos de no intentarlo. Pero lo cierto es que ahora este sueño nos quita el sueño.
Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez