En esto creo (yo)

El cambio de año es un momento turbulento. Así que hemos decidido reunir buenos consejos, para tiempos de nuevos propósitos, de algunos de los hombres que más nos interesan. En esto creen ellos. En esto creo (yo):

He estado enamorado de las revistas toda mi vida. Me gusta sentir el papel en la yema de mis dedos, el peso en mis manos y el sonido al pasar las páginas.

Después de veinte años trabajando en revistas aún encuentro excitante rebuscar en el quiosco y encontrar una nueva portada, o una nueva cabecera.

Aún no he llegado a perder un avión por entretenerme en la tienda del aeropuerto, pero en el último viaje a Nueva York tuve que pagar sobrepeso tras quedarme en mi quiosco favorito, el Broadway News. El policía no creyó que una maleta llena de revistas pudiese pesar tanto.

La primera que me hizo temblar las rodillas fue un Vibraciones con Wendy O’Williams, la cantante de Plasmatics en la portada. Tardé un año en entender de lo que hablaba la revista. Punk y erotismo en los primeros ochenta.

Aprendimos mucho de la Escuela Catalana. Igual que en el circuito de conciertos, Barcelona estuvo más cerca de las publicaciones europeas. Incluso de las porno, sobre las que algún empresario edificó su imperio pirateándolas sin compasión legal.

La crisis digital no afectará a las cabeceras de nicho. Las revistas ya se han convertido en la alta costura y la web es, desde hace tiempo, el prêt à porter.

“Se nota que os divertís”. Ésta ha sido la felicitación que más me ha gustado en estos primeros meses de ebullición editorial. Y me gusta porque habla en plural. Esta revista es de mucha gente.

El año que viene celebraremos el 75 aniversario de Esquire

y estar enrolados  en ese barco, ahora que  conozco  los planes

que se cuecen en la redacción americana para celebrarlo, es un honor que me enorgullece.

Cuando una revista envejece es cuando de verdad se distingue su valor. Si solamente coge polvo, te hace estornudar. Si además te hace subir las cejas, guárdala, que alguien más de casa la aprovechará algún día.

Algunas cabeceras han logrado una fórmula para contentar a lectores y anunciantes, Esquire no es así.

Aprender es una de las motivaciones diarias de este proyecto. En este número he aprendido muchísimas cosas. Que García Márquez ha tirado a la basura varios cuentos para niños; que el sintetizador de voz de Stephen Hawking habla con acento escandinavo porque es el que más le pone a las mujeres; que el pedo de Rain Man en la cabina de teléfono fue de verdad o que Philippe Starck pasa de todas las revistas de diseño que yo compro.

Los mejores lugares del mundo para ojear una revista son tres: la cama, la playa y el baño. Si una revista supera las tres pruebas, mola.

Me gusta Coppola cuando dice que Robert De Niro hace tiempo que mira más el dinero que el buen cine, pero eso no impide que sigamos amando al viejo Bobby.

De Niro dixit: “Quien no se arriesga no conoce su vocación”. Estoy firmemente convencido (Woody Allen de nuevo) de que “cuando mueres, que le pongan tu nombre a una calle no ayuda en nada a tu metabolismo”.

Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez

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