Andreu no es amigo mío. Es mi colega. Leo sus libros y nos cruzamos correos (ya, ya sé que no es lo mismo). Compartimos nombre y oficio, pero no fines de semana. Hace unos meses, fue el primero al que le enseñé la portada de Javier Bardem, horas antes de entrar en máquinas. “Hostia tú, qué guapa. Tengo un titular”, exclamó en el bar de al lado de El Terrat: “El Rey”. La foto con el chihuahua le recordaba al retrato de Felipe IV (Gabino Diego hace unos siglos) pintado por Diego Velázquez. Buenafuente es buena gente. Y para colmo tiene vis cómica. Así que, como en Esquire teníamos ganas de juguetear en nuestro primer cumpleaños (ya hace un año que sacamos aquel primer número con Woody Allen, (¡cómo pasa el tiempo!) volví a escribirle.
Su autoentrevista, por llamarle de alguna manera, va arropada con otros grandes de la comedia: Leslie Nielsen tiene 82 tacos (descojonante el spot de Ruiz Nicoli Líneas), Forges 66, Mike Myers 45, Ángel Martín 31… Andreu y yo los mismos, 43. Buen año el 65, el Shea Stadium rugía con el primer concierto The Beatles en Nueva York. Esquire España sopla una sola vela. Muy poco para una revista. Y nada para una cabecera tan longeva y fresca como ésta, capaz de tener una edición en Kazajistán y conseguir al mismo tiempo que Bill Clinton presentara su fiesta de bodas de platino, mientras LeBron James hacía pasos para evitar que el dry martini no manchara su traje de Brioni. Que hubiera usado nuestra servilleta. La celulosa es corriente, pero con nuestro logo la creatividad es efervescente. Nuestro proyecto servilleta. Si te apetece, envíanos alguna. Quizá acabe en Hollywood. O en Google, donde dicen que Andreu dijo: “Juan Carlos I y Sofía después”. No sé en qué monólogo caería, pero yo, tocayo, me la apropio.
Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez