Al articulista la elaboración de la columna periodística le dura toda la semana, es una digestión larga que en la mayoría de los casos, al menos el mío, se emplata en el último minuto, en el último segundo. Imagine el lector el oficio del columnista diario como Umbral como el gran Raúl del Pozo. Mi admiración no cabe en el mas grande los icebergs que aún quedan flotando.
Este articulista debería repartir el exiguo emolumento que recibe por esta columna con la escritora (a la que no tengo aún el gusto de conocer) Milena Busquets (47). De su libro Hombres elegantes y otros artículos, que recopila su trabajo como columnista extraigo: “Mi editor Jorge Herralde, intuyendo (…) que me convirtiese en uno de esos autores que escriben un libro cada dos o tres años, me aconsejó que aceptara la propuesta de colaborar con un medio escrito, era un modo de seguir practicando la escritura (…)” .
A continuación una lista de temas que Milena, hija de la editora Esther Tusquets y sobrina del arquitecto, escritor y diseñador Óscar Tusquets, deja caer en su recopilación de columnas, subrayados a lápiz azul desde el frondoso jardín del Royal Mansour, aún resacoso tras el desfile de Dior en Palais El Badi (no se pierdan en Instagram, casi dos millones de reproducciones, el vídeo con el gato. ¡Menudo CatWalk! !Qué gran lección de humildad ante la grandilocuencia en la que la moda se viste a diario!).
Samplearé (la adaptación española del término sampler: rescatar del deshecho) algunos de estos temas para garantizar mi cosecha de columnas en EL ESPAÑOL mientras el director me permita seguir divagando. “Que el silencio se ha convertido en un lujo, como los tomates”, la columna podría titularse: Diez consejos para disfrutar del silencio.
“Creo que cuando ya sabes lo que va a opinar un columnista en su columna solo con leer el título (…) es que el columnista está acabado”, la columna podría titularse: No lea esta columna, ya sabe de qué va.
“Tal vez un día en el mundo haya más escritores que lectores”, la columna, prestada, podría titularse: Paren las máquinas (de escribir).
“Es sexy que te lean un libro en voz alta, igual que es irresistible que alguien te cuente una historia cuando estás a punto de dormirte”. La columna, que intuyo tendría éxito en internet porque todo lo que lleva la palabra sexy se lee más en la red, podría titularse: ¿Qué es sexy hoy?.
“El peor momento en una relación de pareja es cuando un día, de repente, sin querer, piensas: Dios mío, este tío es tonto. Y te sigues comiendo la sopa tranquilamente”. Yo titularía esta columna a las bravas, 50 maneras de abandonar a tu amante, inspirado en 50 Ways to Leave Your Lover de Paul Simon.
“El género de los obituarios es tan difícil que a menudo el que los escribe en vez de hablar del muerto, acaba hablando de sí mismo”. Aquí el título está claro: Mi obituario.
“Nunca he conocido a un mal tipo que llevase americanas de pana”. Yo tampoco. Título facilón: La pana parte con la pana.
“Las cosas van tan deprisa que a veces ni siquiera llegan a suceder. No tenemos tiempo de convalecer”. Columna: Convalece que no es poco.
Y la mejor de todas, un consejo que Esther Tusquets le dio a Milena y a sus hermanos: “De todas las cosas interesantes que podéis hacer, dedicaros a ganar dinero es la menos apasionante de todas (…) Ser rico no tiene mérito alguno”. La columna la escribiré seguro, ésta al menos, y la titularé: El último traje no lleva bolsillos.