Dos son multitud

El primer vaso de vino abre al segundo el camino. Brindo por los nuevos lectores, pero el refrán se olvida de que la historia está llena de segundos intentos torcidos. Nosotros no. El segundo álbum de Dire Straits fue una patraña, así que hemos intentado que este número suene lo mejor posible. Durante estos 30 días la bandeja de entrada ha rebosado halagos y reprimendas. Mi gratitud para los buenos deseos y también, permítanme, precaución para que no se nos nuble la vista. Entre los cachetes, hemos recibido muchos de lectoras que exigen que la revista no vaya dirigida a hombres interesantes sino a lectores interesados. El asunto merece la pena estudiarlo.

Los amigos quiosqueros nos han colocado junto el venerado Fotogramas. Y aunque nos gusta mucho comenzar al lado de una institución, achacamos el emplazamiento al bueno de Allen. ¿Qué harán ahora con Zidane? Paso la bola.

De todo el barullo que nos acompañó en los comienzos, una anécdota: El viejo de Woody se puso en contacto con nosotros. No directamente, porque ahora no tiene secretaria (rigurosamente cierto), sino a través de una de sus temibles productoras.

Querían preguntarnos si teníamos la aprobación del director para utilizar la fotografía de portada. Al leer el e-mail pensamos que se trataba del comienzo de Granujas de medio pelo.

Nuestra primera portada fue una declaración de intenciones. Amamos las revistas. Nos-gustan-las-revistas- diferentes. Creo que eso ya lo hemos dejado claro, pero ya basta de pasado. Bienvenidos a la vida real: 240 páginas en blanco y más de 200.000 lectores esperando.

La propuesta se apoya en lo complicado que resulta nadar a contracorriente. No parece ésta una revista muy masculina. Los avistamientos marcianos podrían estar

sacados de un pasquín paranormal. Las extravagantes experiencias en primera persona (siempre quise saber qué sentía la mano izquierda de B.B. King cuando golpea a la derecha entre cada riff) pertenecen a los semanarios. Y qué decir de los agigantados percebes (denominación carallo d’ome) seleccionados por el grandón Ignacio Medina, más propios de Madrid Fusión que del Inquire (algún despistado nos llamó así). No se rían. ¿Testosterona editorial o disidencia?

En el reportaje de portada, Antonio Lorenzo bucea en la mística de Zidane, 500 días jubilado en su voluntario retiro. El que pudo ser el embajador planetario del Real Madrid cambió

–por razones de mala diplomacia– el club blanco por el yogur blanco. Pero no quiso irse de Madrid, ciudad en la que tiene casa (con cascada y campo de fútbol en su tejado).

La disidencia mental ocupa más páginas. Sean Penn y Jack Nicholson quedan a tomarse unas birras a la salud de la última, por estrenar, peli del amigo de Hugo Chávez. La historia es una vuelta de tuerca a la nueva, y políticamente correcta, conciencia verde. Un chaval marginado se escapa del hogar en crisis para sobrevivir en plena naturaleza. Al mes le encuentran muerto de hambre. Los ecologistas y la contracultura le transforman en un mito. Hollywood financia la historia con un outsider e intenta hacer caja B.

Faltan los cascarrabias. Que también tenemos. El premio Nobel James Watson se pasa dos pueblos. A Sánchez Dragó le importa un pito que le cuelguen en YouTube. Y a Paul Gascoigne no le tiembla la lengua. Es el estado del bienestar que lo mismo acoge a Zizou, que engendra a la bella María Valverde. Por sólo 2,95 podrás vernos con esmoquin. Con un par.

Artículo publicado en Esquire por Andrés Rodríguez

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