Esta semana he anunciado que estoy con otra. Que sueño con ella. Que se donde la voy a llevar a cenar y como la ronronearé al oído una noche de verano. Que pienso compartirla con ustedes si así me lo permiten. Que estará pensada para ellos, y también para nosotros, pero que sería un honor si todas las mujeres curiosas se declarasen lectoras.
Esta semana me he confesado públicamente lunático porque el próximo 1 de marzo editaré mi décima revista en diez años. Se dice pronto. Mi segunda revista propia tras TAPAS, mi primera revista tras dejar la dirección de Esquire en manos de sus dueños. Esta semana he anunciado que mi nueva revista se llamará Man On The Moon. @manonthemoonmag
Man On The Moon hablará de los sueños de los hombres, de esos hombres que tu y yo conocemos y que están convencidos que puedan cambiar el mundo y para que cambiarlo tienen que cambiar ellos primero. Hablaremos de los sueños por cumplir y también de los que ya se han cumplido.
Yo escribiré sobre los míos propios. De las pocas certezas que tengo es que si sueñas algo con la determinación necesaria se cumplirá. EL ESPAÑOL es un buen ejemplo de esto. Hace más de treinta años soñé ser periodista y en esto ando. Hace doce años soñé ser editor y a esto dedico todas mis energías, junto a mi equipo.
De los 12 hombres que han pisado la Luna tan solo quedan seis vivos: Buzz Aldrin (1930/87), Alan Bean (1932/85) en el Apolo 12, David Scott (1932/85) en el Apolo 15, John Young (1930/87) y Charles Duke (1935/82) en el Apolo 16 y Harrison Schmitt (1935/82) en el Apolo 17. En un años, esperemos que sea muy tarde, no quedará ni un solo hombre vivo que haya pisado el satélite. Esta es la nueva carrera espacial: poner un hombre, o quizá una mujer, en la Luna antes de que el último astronauta que estuvo allí se convierta en polvo. En su caso sería bonito escribir “en polvo lunar”.
No se si es una coña del destino pero el mismo día que triné en twitter el título de nuestra nueva revista Trump, el rey de las fake news, anuncia que presentará al Congreso una propuesta para devolver al hombre a la luna. Desde luego que no se puede pedir mejor marketing.
Man On The Moon brillará en todo el mundo, como el satélite con el que soñó Julio Verne en De la Tierra a la Luna. Quizá exagere un poco, pero gracias a TAPAS que también se edita en inglés tenemos construida una sólida distribución internacional. La revista podrá comprarse y leerse en las 25 ciudades del mundo que marcan las tendencias. Desde Los Ángeles a Berlín. De Milán a San Francisco. La encontrarás en Casa Magazines (en la 8 ave con la 22 st) en el village de Nueva York y en T Site en el barrio de Dalkanyama, en la mejor librería de Tokio y también en el pequeño escaparate de la tienda de revistas que regenta mi amigo paquistaní frente al Chiltern Fire House Hotel en Londres.
¿Por qué tanta machada? ¿Para qué? Porque la revista nace con vocación mundial y quiero que se pueda leer en inglés y y en castellano. Porque no quiero que nazca con ninguna limitación. Porque he aprendido de TAPAS que el mundo es pequeño y que la creatividad editorial española muy grande. Y que en Spainmedia podemos licenciar, seducir al New York Times (T Magazine) o a Forbes pero también convencer al señor Armani que apueste por TAPAS.
Y tengo un target claro. Los hombres de 50, y también los que divisan esa década. Las agencias de medios ya los han detectado. Europa envejece. Los mayores de 50 ya son los propietarios del 70% de la riqueza en Europa y lo que es aún más interesante estos hombres que cuando yo era niño estaban ya divisando su jubilación ahora están en plena forma y tienen nuevos sueños. Y también las mujeres que los rodean, sus compañeras, sus hermanas, rotundas prescriptoras en muchos de las decisiones de lectura y compra.
Desde el punto de vista editorial tengo como misión (en Man On the Moon a los objetivos los llamamos misiones) aportar algo más en un mercado que a menudo se repite, repartido entre suplementos de periódicos y grandes cabeceras globales.
Y por eso cada día me pregunto: ¿Cómo son las revistas del Siglo XXI? Hace unos meses compartí la pregunta con un buen amigo. Durante unos segundos nos quedamos callados saboreando un Priorato. Estabamos en el Mont Bar, mi gastrobar favorito en Barcelona, una mañana de otoño. Saludos a Ivan Castro, uno de sus propietarios. Al otro lado de la pregunta está el publicitario Toni Segarra al que agradezco haberme hecho de sparring durante el proceso de creación del nombre. Y haberme dado la bendición a nuestro claim, “You have a dream” en homenaje a Martin Luther King.
Ya tengo formato. Y papel e imprenta. Y casi tengo el equipo, gente de la casa, gente que entiende mi lenguaje de cejas, mis whastapp dictados cuando en el Ave pierde cobertura, y que saben decirme no cuando no lo ven, y saben seguir trabajando con el entusiasmo de El Maquinista de la General cuando les llevo por arenas movedizas.
Hace once años nadie sabía en España como pronunciar Esquire. Hace diez años el quiosco estaba empapelado por DT , por GQ, el Man de Juan Carlos de la Iglesia y el FHM de mi amigo Dan Medvene luchando a codazos por la portada más sexy y por la famosa con menos ropa. Ahora las barberías son de culto –atención a la que abre esta semana Carlos Ituiño en la calle Valencia de Madrid- y todas las portadas tienen que tener actitud. ¿Y ahora qué? Pronto habrá que contestar.
De Man On The Moon estoy profundamente enamorado. Y cuando estoy enamorado hago tonterías. Hago tonterías como hacer más revistas. El próximo 1 de marzo habrá luna llena y nacerá Man On The Moon @manondemoonmag