“No he querido mirar a la mesa de mi familia porque me daba miedo… ya sabes”, me susurró Isla después de los discursos. Pablo Isla (55), el Mejor CEO de la Década para Forbes, me hablaba de contener las emociones. Yo sí miré desde arriba del escenario a su padre, que levitaba de orgullo como si hubiese tenido que llegar Forbes para gritarle al mundo lo que él sabe desde hace años, que Pablo es un figura, un “pitagorín” que decíamos los chavales, el “puto amo” que dicen ahora los del trap. Nueve millones de euros al año de ejecutivo. No hay headhunter que se atreva a llamarle.
“Me llamó un headhunter”, me cuenta. “Estaba muy bien como Presidente de Altadis, tenía un perfil bajo porque yo creo que las empresas son las que deben tener visibilidad y una mañana vi en el diario que Inditex iba a buscar un CEO. Cuando llegué a casa le dije a María: esta empresa me gusta mucho. A la mañana siguiente, al llegar al despacho, mi secretaria me dijo que me había llamado un headhunter y tuve la intuición que era para Inditex. No conocía a Ortega, fui a Coruña cuatro veces y a la cuarta me dijo… ‘nos animamos’”.
La humildad con la que me cuenta una historia ya conocida enternece y hace creer a todos que somos capaces de gestionar nuestro destino «hasta el infinito y más allá», como gritaba Buzz Lightyear.
Garamendi, elegante presidente de la CEOE, le devolvió a Isla la presentación que Isla le había hecho cuando fue elegido. Garamendi nos habló del Isla lector, del Isla cinéfilo que una vez publicó en el XL Semanal una reseña de Salvar al Soldado Ryan cuando Jesús Echevarría (con el que compartí sueños en el diario El Sol de Germán Sánchez Ruipérez) era subdirector. Jesús es uno de los dircoms más importantes de Europa, su trabajo como cancerbero de Inditex es sobresaliente.
Dancausa, la primera premiada de la historia del galardón, destacó que esta semana Inditex rozó el valor máximo de su historia. “Pablo, esta semana casi llegáis a los cien mil… (millones de euros)”. “Sí, pero no hay que emborracharse… Las cifras estas marean. Nosotros queremos ser una pyme global”, contestó Isla casi susurrando.
Cruz Sánchez de Lara, -estén muy atentos a su labor social en Kenia- al día siguiente, al felicitarme por el éxito, me dio una de las reflexiones a considerar. “¿Viste lo contenta que estaba María, la mujer de Pablo? En los ojos de María se veía lo contento que estaba Pablo”. María de la Vega fue acompañada por dos de sus tres hijos, por Cecilia y por Santiago (25), a punto de publicar con Círculo de Tiza, la fantástica editorial de Eva Serrano, su primer novela: Buenas Noches.
“El libro cuenta las andanzas de un chico que viene a Madrid y le van sucediendo cosas en los distintos barrios de la ciudad”, me cuenta su padre. A Isla, gran lector, gran lector de Shakespeare, su hijo le entregó el libro ya acabado. Al contarlo, el orgullo del “súperejecutivo” no cabía en el Hotel Intercontinental y se divisaba Castellana arriba.
El chaval, también hace música, con los Chelsea Boots (@chelseaboots_) primero con la Universal, de Narcis Rebollo, y ahora con un acuerdo solo de distribución. La tercera de los hijos de Isla, que tiene trece años, se quedó en Coruña.
Gente que conoce bien los media acompañaron a Isla. José Antonio Llorente, siempre tan elegante, Nuria “Atrevia” Vilanova, Pedro J., Alejandro Kindelan, Javier Díez Polanco, José María Frigola, Rafael Ansón y otros. El cambio en Efe fue uno de los temas de los corrillos. Cebrián me contó su viaje a Washington con Javier Cremades y la hospitalidad de José Andrés que les invitó a todos a desayunar a su casa. “Creo que la labor filantrópica de José Andrés aún no se conoce bien por aquí”. No puedo estar más de acuerdo.
Begoña Villacis, extrabajadora de Zara y hoy vicealcaldesa coincidió de morado con María de la Vega. Feijóo, en campaña para revalidar la absoluta, mandó a su consejero de economía Francisco Conde.
Más nombres: Pilar López de Microsoft, Fernando Ruiz de Deloitte, Miguel Carsi de Toyota, Frederic Mangeant de BNP, Pelayo de la Mata de Varma, orgulloso como siempre de su vinazo Marqués de Vargas, Juan-Galo Macià de Engels & Volkers, Petros Kalsakis de Johnson and Johnson, Alba Tous, Federico J. González de Radisson, Xavier Cimas de Kreab, Jaume Miquel de Tendam que fue muy elegante a saludar a su competidor, Patricia Benito de Openbank, Isabel Tocino del Santander, Gerardo Iracheta de Sigma 2, Inés García Paine de Bankinter, Vicente Cebrián de Marqués de Murrieta, Sara Blázquez de Coca Cola, Eva Pavo de Correos, Policarpo Aroca de Grant Thornton y la ex vice Soraya Sáenz de Santamaría tan, tan, tan contenta de estar en Cuatrecasas. Y entre todos hubo corrillos, que para eso se dan los premios.
Isla escuchó con atención a Tita Cervera, siempre reivindicativa, con el precio que pagamos los españoles por el el alquiler de su colección. “El día 30 de marzo les voy a dar un ultimátum… contaba mientras recordaba que en Lugano recibió a Malcolm Forbes y su globo aerostático que promocionaba Forbes cuando era noviete de Liz Taylor”.
¿La crónica de las ausencias? Algunos nos tuvieron en vilo hasta el minuto de sentarnos a la mesa. Iván Redondo, al que todos esperábamos y que venía en representación de Sánchez, llamó para cancelar al estallar el primer desacuerdo sobre la Ley de Libertad Sexual entre Irene Montero, 32 recién “vídeocumplidos”, y los socialistas. En la portada de El País minutos antes de la entrega del premio se veía a Redondo apagando el incendio. También se excusaron con diplomacia Florentino Pérez, Pallete, Eva Fernández, Josu Jon Imaz (con tarjetón personal que conservo) o Juan Carlos Escotet, que tuvo que viajar a Londres y su CEO a Lisboa.
Yo aproveché el final de mi discurso para enviarle un mensaje a Amancio Ortega, al que Isla llama Ortega, de señor Ortega. “Pablo, dile a Amancio que le admiramos profundamente, que le queremos -si es que se puede querer a alguien que no se conoce- porque en nuestras vidas, en las de todos los que estamos aquí y en las que no lo están, Inditex y sus marcas nos han acompañado. Y para acabar, te pido un favor, si un día ves que Amancio tiene una debilidad, que todos las tenemos, y se anima a conceder una entrevista….” (las risas se volvieron carcajadas) “que se acuerde de Forbes”.