El mar Tirreno, 275.000 metros cuadrados de superficie, entre la parte oeste de la bota italiana que baña las costas de Córcega, Cerdeña y Sicilia y la bella Toscana, la Camparia y la Calabria, recibe con ocho nudos de viento. Caras tristes, este sábado otoñal Eolo no quiere soplar. Es una mala noticia cuando uno lo que quiere es ganar.
El Tirreno que se codea con el mar Jónico por el estrecho de Messina y al que la isla de Elba separa del mar de Liguria, vio navegar cisnes esta semana. Los cisnes Swan elegidos por unanimidad los mejores veleros del mundo, diseñados y fabricados en Finlandia, presumieron de pedigrí en su última regata de la temporada, mecidos por los vientos suaves del otoño mediterráneo.
Navego en el Solleone, un maxi velero de recreo del que solo hay cuatro replicas en el mundo. Su nombre es el acrónimo de Sole, Leonardo y Eduardo, tres de los hermanos Ferragamo. Leonardo es uno de los seis hijos del zapatero prodigioso. No un zapatero cualquiera, todo el mundo le conoce por Ferragamo, el zapatero de Hollywood. A Salvatore le salió un hijo marino. Leonardo Ferragamo que capitanea hace 20 años el rescate financiero de Swan, el Patek Phillipe de los veleros, el Jaguar del viento.
Swan es el astillero finlandés fundado en 1966 por el filósofo finlandés Pekka Koskenkyla al que se le ocurrió aplicar la fibra de vidrio a la construcción de barcos. Se había hecho antes pero no para grandes esloras. Koskenkyla primero lo puso a prueba construyendo su propio barco y luego decidió fabricar en serie. Tan sólo tenía 30 años. La leyenda Swan nacía en ese momento en la fría ciudad de Pietarsaari, siguiendo la secular tradición naval, a orillas del Báltico. El astillero finlandés es la Meca de la fabricación náutica para cualquier amante de la vela.
Hace sol en la marina de Scarlino. Dieciocho grados. El pueblo de Scarlino se fundó en lo alto de una de las suaves colinas toscanas, desde allí divisa la mar y su marina, la Marina de Scarlino. No es cualquier lugar este para Leonardo. Aquí conserva aun amarrado su primer velero, La Toscana. Su hermano mayor Ferrucio, máximo ejecutivo de la firma, lo enseñó a navegar. Ha llovido un poco desde que navegaban juntos, hoy la marina es propiedad del holding familiar.
El propio Leonardo, florentino del 53, suele regatear con el Cuordileone, un Swan 50 pies de su propiedad. No hace mucho falleció su hermana Fluvia, con la que navegaba de niño y la mar a veces se torna triste. La mar refleja siempre el espíritu humano, nos conoce bien y hace de espejo de nuestros sentires porque la vida nació en sus aguas.
La regata es bianual. El velero de Ferragamo es un 50 pies como el que le prestaron al Rey Felipe a través de la Comisión Real de Regatas de la Armada Española para que navegase en verano en la Copa del Rey. “Fuimos a Palma, conocimos al Rey, nos encanta Porto Pi, es un lugar fantástico para navegar. La idea era prestarles dos años el barco, bautizado “Aifos 500” (15,24 metros de eslora, proa invertida, quilla de carbono (170 kilos y bulbo de 3,5 toneladas) y luego, si la Armada estaba interesada, podía comprarlo… pero la Covid ha trastocado los planes y ahora lo tenemos de vuelta a casa”, me explica el responsable de la organización de regatas Nautor Swan por todo el mundo, calzado cómo no, con náuticos Ferragamo, blazer marinero azul con botones dorados y bronceado a bordo, como manda la tradición.
Tras un fortuito incendio en la fábrica de cisnes, crisis económicas superpuestas y supongo que algunos errores en la gestión, Swan estuvo apunto de quebrar y lanzó un mayday hace veinte años. Leonardo, que es el CEO de la división financiera del holding familiar, -hace ocho años salieron a Bolsa- andaba entonces con el catalejo listo, ojo avizor, para diversificar las inversiones. La estrategia la había iniciado el francés Arnault con la compra de bodegas, hoteles e incluso periódicos con un denominador común, lo mejor de lo mejor. Leonardo reunió varios inversores y pujó por Swan.
“Los italianos aportan el marketing, el estilo y la creatividad y los finlandeses… el barco, que no es poco”. Demasiado largo para un eslogan pero es difícil explicarlo mejor.
Hacerse con un Swan nuevo -le advierto al lector que esta no tiene por que ser la mejor opción- supone aflojar entre 1 millón y 18 millones de euros. Para que apague el lector las risitas, sepa que es muy probable que alguien que invierta estas cantidades en un velero no pierda su dinero si mantiene bien la embarcación, porque en este momento el astillero gestiona bien cuantos barcos fabrica para mantener bien alto el valor de recompra. Tan solo hay 2.300 Swan en activo por el mundo en este momento, una cantidad pequeña si se tiene en cuenta que llevan fabricando 54 años.
La estrategia es la misma que usa Patek Phillippe con sus relojes o Ferrari con sus deportivos. La entrada en el mercado de segunda mano con un Swan depende de la antigüedad, pero es difícil que baje de 150.000 euros para los barcos construidos en los setenta. Otra dificultad añadida es que el mantenimiento de un cisne, en manos de la marca, es elevado. Si decides mantenerlo por cuenta propia podrás hacerlo pero claro, perderás parte del pedigrí si es que decides revenderlo.
La vela española está más necesitada de buen viento que nunca y también buena comunicación. A menudo sopla pero se vende mal. Sin viento no hay vela pero sin patrocinadores no hay negocio. Esta semana el navegante, ex bombero, Didac Costa arribó a la villa marinera de Les Sables-d´Olonne a bordo del One Planet, One Ocean, un 60 pies para circunavegar el planeta en 23.000 millas. Ya escribí sobre lo injustos que hemos sido con Didac durante su última Vendée Globe que ganó Armel Le Cléach.
Mi compromiso para divulgar su gesta de nuevo. Conozco a Didac y es admirable. Su vuelta al mundo en solitario fue heroica después de que un rayo le cayese en el barco antes de partir. Esta vez, todo irá viento en popa. No se pierdan sus redes sociales y rompan el cerdito hucha para ayudarle en su crowdfunding. Esta semana también necesita apoyo Gerardo Seeliger, Presidente del Círculo para el Diálogo, uno de los hombres mejor conectados de los negocios en España, que se presenta para presidir la Federación Internacional de Vela.
Si ninguno de los candidatos consigue el 51% de los votos, los dos más votados pasarán a una ronda final. El resultado se hará público el 1 de noviembre. Qué bien nos vendría a la vela española una victoria de Seeliger. Buen viento para los dos. ¡Que Neptuno os proteja!