Este domingo el tema de mi columna lo presiento peliagudo, de los complicaditos. ¿Te molan las canciones del programa de Bertín Osborne? Si el jerezano es de los que te provoca sarpullidos por su socarronería, su discografía melódica o la imagen de golferas de derechas que proyecta, yo creo que este artículo no te lo acabas de leer. Si te mantienes en tierra de nadie y unas veces te cae bien (generalmente si el invitado mola) y otras fatal porque jamás invitarías a tu casa al tipo ese, puede que lo sigas leyendo.
Y si eres ya fan de Bertín y le ves como el padre que querrías, el yerno que te gustaría para tu hija divorciada o el colega de farra que tu mujer estaría dispuesta a permitirte, entonces las canciones de las que hoy escribo ya las vas tarareando cuando conduces.
En mi opinión la ambientación musical es la responsable del 33% del éxito del programa. ¿Tanto? Sin duda. Y Sony, su discográfica, comparte la sentencia. Ya rulan por ahí listas en Spotify del programa y dos discos recopilatorios, de contenido irregular con un leit motiv: música que haga hogar. Entendido, pero… ¿Qué es para ti un hogar?
El disco de Mi Casa es la Tuya tiene parte una y parte dos. Y lo que puede irritar a más de uno es que Amazon te dice que los que han comprado los dos primeros también se han comprado el disco de Joaquín Sabina Lo niego todo. ¡Ostias, Joaquín! dile a tu disquera, que ya sé que es la misma, que no haga estas cosas. José María Barbat (Presidente de Sony Iberia), uno de los ejecutivos del sector más inteligentes, tan solo aplica las técnicas más básicas del marketing y el big data, pero… yo sería más sutil.
Si ya crees que soy de los que pienso que la selección musical del programa es blandita, que no ayuda a educar al espectador, -tan solo, y no es poco- a entretenerlo, no te precipites. Hay algo de eso pero no es tan fácil. Porque las versiones anodinas, edulcoradas, de ascensor del Opencor, se mezclan con algunos descubrimientos de mención. En la recopilación está impresionante Patti Smith ante la versión de Smells like teen spirit de Nirvana con banjo incluido. Y ahí no queda eso, poco importa que Walk on the wild side sea un canto a la transexualidad y a su represión en los sesenta, funciona en el ambiente que se busca con el programa. Algunas cosas buenas tiene que el nivel de inglés del españolito medio se mantenga próximo al My Tailor is Rich.
En la segunda entrega del disco el pop y todo su firmamento ya entran a raudales: John Legend (su Pride de U2 mantiene el tipo), Wilson Phillips o April Lavigne (Knocking on heaven´s door). El despeinado Art Garfunkel cubre por los pelos What a Wonderful world. Yo hubiera puesto la de Sam Cooke (¡Ay, cómo me gusta!). En el segmento de recuperaciones la rotunda Dolly Parton aprueba con In the Guetto (pero no puedo escucharla sin acordarme de la interpretación de Raphael). La versión hillbilly de Get Lucky es bobalicona al lado de la original, que es dinamita. La adaptación de Slowly (ánimo Aute, te queremos) a cargo de la mejicana Natalia Lafourcade y el madrileño Leiva es fantástica. Estupendos los arreglos de vientos (“aunque nunca llegue a ser Harrison Ford como amante”). Yo hubiera incluido la versión de Duncan Dhu con la voz áspera de Diego Vasallo y su armónica estremecedora pero… claro, la canción es de Warner. Y la compañía que lidera José Carlos “Charly” Sánchez es la competencia.
La portada del disco, con el casoplón, es un bofetón a la cláusula suelo. ¿Quieres decirme que si escucho esto y cierro los ojos sentiré el olor a hierba cortada del chalet (de alquiler usado en la grabación del programa)? ¿Y si vivo en 30 metros cuadrados en Lavapiés, donde el chotis de Agustín Lara hace a las mujeres emperatrices no puedo disfrutar de la versión de You are the one that i want (de la película Grease) de Angus and Julia Stone? Siempre podremos bailar el chotis, sin mover los pies de una baldosa, ¿en tu casa o en la mía?