Faltan once días para el invierno y es el momento perfecto embarcarse en un ferry, elegir un libro (La España Vacía. Viaje por un país que nunca fue. Sergio del Molino. Turner editores) y pasar unos días en Ibiza. Eivissa en invierno es mejor. Lo escucho decir cada verano. Se lo escuché en agosto al holandés Alberto Cortés (Harissa villas) dueño de The Guiri Café, The Guiri Hotel y Kzar y pensé que era una boutade de los que viven allí todo el año y se quieren chulear un poco pero te aseguro que es verdad.
La pitiusa mayor está estos días en su mayor parte hibernada pero aún así su “flower” mantiene el “power”. Las buganvillas aún están en flor, el campo permanece verde por el relente y los limoneros rebosan de fruta. La ruta de la buganvillas debería patentarla la oficina de turismo de las islas con una buena copa de Ibizcus, el vino local.
Cena en La imprenta. La antigua imprenta del Diario de Ibiza es la sede de este restaurante que abrió el año pasado. Cocina internacional y buenos vino, el más caro de la carta un Vega Sicilia Único (no ponen el año) que ronda los 600 euros. La plaza de Vara del Rey con su estatua del general que perdió Cuba, es el corazón de la Ibiza hostelera fuera de temporada.
El Montesol (ahora dentro la cadena Hilton) ha personalizado su iluminación para Navidad y, tras su renovación el año pasado, domina la plaza. Al menos hasta que se construya el nuevo cinco estrellas de la ciudad, en el solar del desaparecido Cine Sierra, pared con pared con el Montesol, que abrirá en 2019 y costará 40 millones, promovido por José María Farré y el fondo de capital KKH.
Descanso en Cas Gasi. Margaret es la anfitriona perfecta y Cas Gasi, su proyecto, el hotel ideal para descansar frente al fuego, probar su puré de calabaza, o el aceite artesanal que elaboran con los olivos de sus terrazas. Margareth adora las revistas. Su marido Luis dio la vuelta al mundo a vela en los ochenta y te recomiendo el placer de verle atizar las brasas, acariciando su perro de lanas, mientras le escuchas sus aventuras marítimas por el Mar de Tasmania.
El hotel, con 17 habitaciones, es un oasis de paz en la Pitiusa mayor y no cierra en todo el año. Ellos también prefieren el invierno.
El Diario de Ibiza (Prensa Ibérica), dirigido por Cristina Martín Vega sigue siendo la voz autorizada de la isla. Si quieres saber lo que se cuece en invierno tienes que leerlo a diario. Los periódicos se leen a diario, por eso se llaman así.
Los anuncios de prostitución por módulos que aparecen cada verano en sus páginas de clasificados han dejado paso a los anuncios de los payeses que lo venden todo en las más pura tradición del comercio minorista fenicio. El Diario de Ibiza está en todos los bares, en todos los restaurantes. Es imposible no cruzarse con él. Esa es la fuerza de la prensa local. Esta semana ha publicado en portada la historia del fallecimiento en Formentera de Farouk Gomaá, el famoso egiptólogo al que todo el mundo respetaba y se había instalado en la isla en los sesenta. También ha publicado la disputa entre Podemos, PSOE y PP por la aprobación de una ley que permitirá la calificación de unos terrenos en Playa d’en Bossa que pertenecen a la familia Matutes.
Basta un paseo en coche para darse cuenta que aún quedan hippies que se han quedado atrapados en bucle. Si rascas bien se ven por todas partes. Los más perdidos deambulan aún por el arcén de las carreteras. Los hay que sobreviven como inquilinos en habitaciones solitarias a la espera de la nueva temporada que los proveerá de ingresos. Es fácil distinguirles en los cafés con sus rastas y sus cigarrillos de liar. Los más adaptados han formado familia en la isla y y viven del boom inmobiliario. Te aseguro que buscar casa en Ibiza en sus manos es como intentar que se ría el maestro Yoda con un chiste de leperos.
Las fiestas populares. El campeonato de Alioli de Forada celebrado este semana, en su segunda edición, durante la celebración del mercado popular, es un buen ejemplo. La Ibiza normal, la de la gente que no se ha hecho la cirugía estética ni sale en el libro de Assouline Ibiza Bohemia, es muy activa estos meses. El calendario de festejos te conecta con la vida real de la isla. Todos parecen estar hartos de la invasión turística que cada vez comienza antes y se va más tarde.
Domingo al sol en la terraza de Cappuccino. El emprendedor mallorquín Juan Picornell tiene una varita mágica para posicionar su Cappuccino haya donde lo instala. El de Madrid de la Puerta de Alcalá ya es centro de negocios y social imprescindible en la ciudad. Casi puerta con puerta con el Lío, en la Marina de Ibiza, no hay mejor sitio para un sopa de calabaza al sol mirando al Dalt Vila, ahora que la frecuencia de Balearia es baja.
Picornell prepara su debut como hotelero. En marzo inaugurará su primer hotel en Palma diseñado por el maestro del interiorismo Jacques Grange.
En el parque de al lado puedes encontrarte al Dj Wally López paseando a su chaval, entre bolo y bolo, que una cosa es poner a las masas a bailar y otra cuidar de los retoños.
Ensalada campera en Casa Anita. Las aceitunas de Casa Anita, la hostelera más célebre de la isla están mejor que nunca, pero pronto cambiará. El Ayuntamiento ha aprobado una circunvalación y la construcción de un mercado local así que las mesas de fuera de Casa Anita ya no te servirán para ver pasar los “cuatro latas”, camino de la playa de Aiguas Blancas, porque esa zona acabará siendo peatonal.
El pastor de San Mateo. Antonio no tiene dientes ya, pero tiene los ojos azules como el mar en el canal de Mallorca. Le pregunto su edad y se queda perdido, haciendo la cuenta como un niño chico. Primero me dice que cincuenta, pero luego se acuerda que nació en el cuarenta. Lleva cinco o seis capas de ropas y una vara. “Mi hermano me ha dicho que venda las ovejas pero el médico me ha dicho que tengo que andar así que las paseo”. Le propongo un plan. “Encierre usted a sus ovejas que yo le invito a un café a y así me cuenta como ha cambiado esto”.