¿Pero cómo diablos vamos a vender periódicos si no ensalzamos las hazañas? Los periodistas andamos en la inopia. Para los periódicos un héroe es como un oasis para un pastor bereber. La historia del bombero navegante español Didac Costa (Barcelona, 36) ha sido muy mal cubierta por los medios españoles. De acuerdo que no era fácil.
Pocos recuerdan ya que fue un diario, el Sunday Times al que se le ocurrió organizar la Golden Globe Race en 1968 para mejorar las ventas del periódico. Se trataba de la primera vuelta al mundo en solitario a vela, sin escalas, por la ruta de los tres cabos –Buena Esperanza (África) Leeuwin (Australia) y Hornos (América del Sur) dejando la Antártida por estribor.
Los periodistas no podemos permitir que se nos escapen historias como esta, porque todos los días muere un icono y pronto, no vamos a tener a quien adorar. A quién imitar. Y no escribo a quién seguir porque seguir a Didac está al alcance sólo de los verdaderos soñadores.
Como adorador de Neptuno que soy, Didac Costa (tiene coña el apellido) es mi héroe y también debería serlo el tuyo aunque milites en el dicho “de los treinta para arriba no te mojes la barriga”.
Lo escribiré de manera sencilla: Didac Costa es el segundo español en navegar en solitario alrededor del mundo, sin tocar tierra alguna, después del vasco José Luis de Ugarte (imprescindible leer El último desafío Editorial Juventud. 168 páginas). Entre la hazaña de Ugarte (Las Arenas-Getxo 1928) a bordo del Euskadi Europa 93 y la de Costa han pasado 24 años.
Costa tocó puerto tras navegar 27.964 millas a una media de 10,71 nudos, propulsado únicamente por la fuerza del viento, durante 108 días, 19 horas, 50 minutos y 45 segundos. Llegó el decimo cuarto de un total de ventinueve, 34 días después del francés Arme Le Cléac’h (39) que con un tiempo de 74 días, 3 horas y 35 minutos fue el vencedor y rebajó el record mundial en casi cuatro días.
Me pregunto si no había una historia con la que emocionar a nuevos lectores el día que Didac navegaba en el Punto Nemo (48 52,5 sur y 123 23 oeste). El polo de inaccesibilidad se conoce como el punto Nemo, a 2.688 kilómetros de la Antártida y es el punto más alejado de cualquier lugar de tierra, se sitúa en el Pacífico y cuando Didac y su barco estaban allí, solos bajo las estrellas, nadie habría podido ir en su rescate porque hubiese tardado más de una semana. El océano en ese punto tiene una profundidad de 3.700 metros. Tan sólo otro marino hubiera podido rescatarle y eso únicamente en el caso de que navegase no muy lejos de allí.
Cualquier navegante te dirá que el verdadero protagonista de su gesta es el barco. ¿Por qué? Porque los navegantes solitarios son gente con una secuencia del genoma diferente que la tuya y la mía. Les gusta estar solos. Bueno, solos no. Con el océano, con los albatros, con las corrientes, con el viento, con sus miedos y esperanzas.
El barco que ha cuidado de Didac es el otro protagonista de este artículo. Una leyenda no escrita entre los navegantes dice que cuando uno compra un barco de segunda mano da mala suerte cambiarle el nombre. La superstición parece haber mirado para otro lado en el caso de Costa. El barco de Didac antes de llamarse One Ocean, One Planet (un nombre larguísimo para mi gusto), se llamó Kingfisher, Educación sin fronteras, Fórum Maritim Catalá. Todos los lectores se habrán dado cuenta ya que el primer argumento para convencer a un posible patrocinador es: dame pasta para que yo navegue y pongo tu nombre al barco.
Hay que resaltar también que el One Ocean, One Planet, diseñado por Owen-Clarke/Humphreys en el año 2.000 ya había dado cinco vueltas al mundo, la última en manos de Didac que circunnavegó el globo en la Barcelona World Race junto a Áleix Gelabert.
Costa era consciente de sus posibilidades, porque era prácticamente imposible que entrase en puerto entre los tres primeros. Su barco era una antigualla comparado con la alta tecnología del Hugo Boss capitaneado por Alex Thompson. Por cierto, Thompson, que esta vez llegó el segundo 16 horas por detrás del primero, había perdido un barco también de Hugo Boss en 2006 y tuvo que ser rescatado. El barco fue encontrado el año pasado a 10.000 millas de donde naufragó por el explorador Roger Rovira, ¿saben donde?, en la isla Torpedo (Chile).
¿Y ahora qué? Ese es el problema. ¿Y ahora con qué hazaña estará soñando Didac? ¿Y nosotros? Seguiremos sin presentarles a los nuevos héroes la atención que merecen, empachados como estamos de tanta política vacía.