«¡Ya empezamos!»: el grito de José Andrés (49) se escucha en toda la redacción. La estilista, que lleva dos días buscando un traje azul oscuro para la sesión fotográfica, se asusta ante el exabrupto del cocinero de Mieres. No es que no quiera posar, es que sabe que embutir ese cuerpo serrano en un traje de marca es más difícil que importar buen jabugo al Washington de los lobbies.
Martes 19. Mediodía. Calle Hospital, 10. Spainmedia Gallery, todavía con las fotografías de Dan Winters colgadas de sus paredes. Aún no se ha filtrado que José Andrés, que acaba de recibir en Córdoba la Medalla de las Bellas Artes, saldrá a presentar el Oscar a Mejor Película la noche del domingo, pero todo el mundo le ha visto en el Late Motiv de Andreu Buenafuente presumiendo de la portada de TAPAS como ‘Chef Of The Year 2019’.
José Andrés lleva por aquí dos o tres días. Primero se fue a Sevilla donde dio la cara por Caña Bota (Orfila, 3), luego a Córdoba donde compartió protagonismo con Hombres G, Perales, Echanove, María Luisa Merlo, Aute (su hijo recogió el premio), Pascua Ortega o Eva Yerbabuena, entre otros.
Mi móvil ha estado sonando con insistencia durante todo el día: Toni Garrido quiere llevarle a la SER; mañana saldrá en la contra de El Mundo… Todo el mundo quiere a José Andrés. Contamos con más de 200 invitados en el Hotel Palace, pero tenemos una lista de espera de otros 200. Que nos disculpen aquellos que finalmente no pudieron entrar. La directora de Relaciones Públicas del hotel viene a darme las gracias por organizar nuestra cena en sus salones.
19:30 Rotonda del Westin. José Andrés «merienda» con cuatro periodistas. El miércoles salta la noticia: «José Andrés, el nuevo amo de la calle Ibiza». Me llama desde Miami: «Andrés, ¿lo has leído? No quería dar la sensación de que la calle Ibiza va a ser nuestra, no quiero quedar mal con nadie». La cocina tiene además de todos los ingredientes conocidos otro extra: la vanidad. Y José Andrés sabe que hoy cualquier ingrediente necesita ser gestionado con mesura. La calle Ibiza pronto se convertirá en lo que Sandro Silva ha conseguido hacer en Jorge Juan: que de travesía clave de la moda masculina haya pasado a ser el epicentro de la hostelería chic.
20:30 Photocall. La cara de José Andrés se multiplica en homenaje al cartel de Cómo ser John Malkovich (1999), la película de Spike Jonze. Todos quieren hacerse fotos con él… Paco Roncero, Sybilla, Álvaro Palacios, Alejandra Ansón –que en unos días estrena bar de vinos en ARCO–, Mario Sandoval, Alejo Stivel –con el primer álbum de Tequila en directo en la listas–, Pablo Alzugaray (CEO de Shackelton), Sacha Hormaechea, Pepe Solla, Andrea Levy, Alejandro ‘Marlango’ Pelayo, Mikel Urmeneta –que acaba de firmar la imagen del regreso de Ketama–, Francis Paniego, Jon Sistiaga, Carlos Latre –muy feliz de su aventura en la televisión americana–, Raquel Sánchez Silva, el barman Diego Cabrera –que ha revitalizado el Viva Madrid–, Abraham García, José Moro, la siempre sonriente Ana Escobar… La lista es más larga que un día sin pan.
En el photocall se le ocurrieron negocios sobre los que, por prudencia, no escribiré aquí… Negocios entre cocineros, modelos a explorar. Ideas escalables, pues ya sabe el lector que si los modelos de negocio no son escalables los inversores te los tiran rápido. El propio José Andrés, aunque es único, también es escalable.
Diego Guerrero –que hace poco estuvo en Washington una semana con él– me cuenta las colas de gente que esperaban para ser alimentados por World Central Kitchen: «No eran homeless Andrés, eran funcionarios». Con el cierre de la administración muchos funcionarios que viven al día recurrieron a la beneficencia para salir del apuro. Guerrero me sigue contando: «Alucinabas, muchos eran policías… ¿José Andrés, te acuerdas que quisiste entrar en el solar donde estabais dando de comer y llevabas en la mochila una navaja enorme que te habían regalado?»
El más fotografiado tras el asturiano fue Joan Roca, de negro, muy elegante. Joan y José Andrés son muy colegas. Atentos al nuevo libro de los Roca en su gira con proveedores. Y a su primer hotel en Gerona.
Ceno entre los dos y me parto de risa al ver a José Andrés ponerse colorado,como uno de los tomates de El Cuenco de Pepa, cuando Joan le recuerda las mil y una aventuras de sus años juntos en El Bulli: «¿Te acuerdas cuando no teníamos pinzas y nos veíamos obligados a limpiar un pescado con los dientes?» Cruzo mirada con Toni Segarra, al que Little Spain, el nuevo proyecto de José Andrés en Hudson Yards (se abre en junio) le parece un nombre estupendo. Ojito Eat Italy que Little Spain se lo va a comer todo y va a ser «en 3, 2 o 1», como diría el calagurritano Joaquín Luqui.
Hablé con Ferran Adrià dos días antes. Me dijo que Little Spain abre en junio pero que estaría listo, bien rodado, en septiembre. Y me llamó la atención sobre el proyecto gastronómico que el 26 presenta Google. TAPAS magazine ya está colaborando en la elaboración de una guía mundial con los mejores lugares de cocina española. «Andrés –me contaba Ferran– antes era difícil comer cocina española cuando ibas fuera, pero ahora hace falta que alguien te ayude a elegir».
Este domingo los Oscar y muy pronto el primer Jaleo Disney, un piloto. Si llega a funcionar, habrá más. Y World Central Kitchen que es solo la espinita del liderazgo de José Andrés desde la ciudad que legisla los Estados Unidos de América y deja huella en el mundo.
«En el año que cumplo 50 tacos, joder Andrés». José Andrés es palabrotero, de los buenos, de esos que usan los tacos para enfatizar la vida. SUMARIO… «No esperaba esto». Justo en ese momento los 200 invitados sacan una careta con la cara de José Andrés impresa y convierten en real la portada de la revista. Sobre el escenario, a los dos chefs y al cronista nos entra la risa. Solo nosotros pudimos ver los 200 ‘joseandreses’ mirándonos. ¿Merece José Andrés ser el cocinero del año? No tengas la menor duda.