Si el New York Times dedica una de sus noticias al regreso de una revista inglesa es que la cosa tiene interés. Como todo vuelve, también regresa The Face, la revista que dio voz a la cultura inglesa de en los noventa. Pero… ¿Alguien se acuerda? Eso ya no está tan claro. Al menos los anunciantes deberían acordarse, los lectores, eso está menos claro.
La fotografía que ilustra la noticia del New York Times es una foto de grupo: 20 personas, 13 hombres y 7 mujeres. De amarillo, delante, el director Stuart Brumfitt. 20 años atrás Brumfitt había enviado una carta a la revista sobre la cultura gay en los clubs de música electrónica. No se atrevió a firmarla. Hoy dirige su relanzamiento con ilusión. La revista desapareció en 2004 con una tirada de 25.000 ejemplares que no la habían rentable. La fotografía del equipo está tomada en una calle de Brick Lane, donde se celebra cada sábado el mercado callejero en donde se pueden comer los mejores currys de Londres y se encuentra la nueva redacción.
También de amarillo en la instantánea Jason Gonsalves, jefe de producto. Atención el cargo suena nuevo. No hace mucho el jefe de producto era el responsable de la línea de negocio del producto en cuestión, pero en las revistas ese trabajo correspondía al “publisher”, en España al editor. El cargo está bien tirado porque hoy más que nunca una revista es una marca, lo mismo que una marca puede editar una revista (tengo ahora en mis manos la excelente revista que edita Hermes).
La marca fue adquirida por Wasted Talent, la compañía de Jerry Perkins, a la alemana Bauer Media que la mantenía cerrada en su portafolio en 2017. Rescatar marcas olvidadas es un clásico del negocio, no solo editorial claro. Investiga sobre cómo Remo Ruffini rescató Moncler de las tiendas de montaña y la convirtió en una máquina de hacer dinero.
The Face, editada con el mismo logo, nace primero como una cuenta de Instagram que va generando en cada post la expectación necesaria. Eso es fácil, las mentes más creativas del planeta Instagram querrán dejarse ver como colaboradores. Me consta que los relaciones públicas de la industria de la moda de medio mundo ya están afilando sus colmillos aduladores para incluir a su equipo en la primera fila de los desfile de hombre del próximo mes de junio. Para Alessandro Michele, para las tribus de la moda, el diseñador de Gucci es lo que la entrevista del Papa argentino a Salvados, “The Face era la revista que solía comprar en los noventa” ha declarado al New York Times, eso si… por mail, que si te pones al teléfono ya no eres cool. Michele tiene los derechos para usar el logo de The Face en las camisetas y las sudaderas de su colección otoño 2019. ¿Te suena a algo parecido a lo que hizo Vuitton con Supreme hace unas temporadas? Esta semana también se ha hablado del acuerdo de Disney con Jonathan Anderson para que Loewe contribuya a la campaña de marketing del remake de Dumbo.
El primer ejemplar, con periodicidad trimestral en sus inicios, no verá la luz hasta el verano. ¿Quién ocupará la portada? No se preocupen por la respuesta. La primera portada no es la más importante. Lo importante es aguantar el tirón de la segunda.
La industria editorial ha cambiado radicalmente desde que The Face nació en 1980. Ni siquiera existía el oficio de estilista entonces. Entonces, ¿a que querían dedicarse todas las chicas modernas? Respuesta: querían tener una banda de pop, ser como Blondie o Siouxsie Sioux, ¿verdad Olvido Gara? ¿Sabrán adaptarse a estos tiempos en los que el modelo de negocio está en continuo cambio? Estaremos atentos.
Para los que quieran contextualizar el lanzamiento merece la pena sumergirse en el libro escrito por Paul Gorman The story of The Face (36 euros. 2017). ¿Surgió la idea de reeditar la revista a partir de la publicación del libro o estaba todo coordinado por Nick Logan su creador? Seguiremos informando. La vida es una gran revista.