Nueva York. Dean & DeLuca, el colmado de lujo que a todos nos enamora en Manhattan. La Octava Avenida. Té matcha bien caliente. Me quemo. En cinco minutos estaremos arriba revisando con el equipo de The New York Times casi un año de trabajo, seis meses de revista. Con todos los detalles, traducciones, estrategias de marketing, gramajes, titulares, edición fotográfica, tarifas publicitarias, el devenir digital, planes para el 2018, promesas del 2016. El guardia de seguridad del mejor periódico del mundo me suelta: “Rodríguez… ¡Español!”. “Y Sánchez de segundo, para asumir que uno es hijo del pueblo”, le respondo. “¡Anda, como yo! Suba, suba”.
Mañana de otoño. La portada de este número está todavía en cocina. La edición estadounidense de T Magazine tiene nueva editora, Hanya Yanagihara, una mujer que conoce bien España. Recibimos la enhorabuena por nuestra edición, por el papel que usamos así como la cantidad de páginas que publicamos cada mes. Y ya con el subidón de la teína y las ilusiones, les contamos que vamos a arrancar la T Style Summit (como los chinos) y que este año irá dedicado a responder a esta pregunta: ¿Qué es la creatividad? Una idea que también les encanta. Qué bien, qué gusto sentirte querido.
Frente al ventanal, un cartel de PETA (que no es el diminutivo de porro), con una mujer como Dios la trajo al mundo, denuncia el uso de pieles. “Wear Vegan!” (¡Vístete verde!). Afilo los ojos y distingo el culete de la actriz Alicia Silverstone. En nuestra ventana particular, en la portada de T España –la única edición de la revista de estilo de The New York Times en Europa–, una mujer famosa por haber usado su cuerpo como herramienta de agitación (¿masiva?). Hace años que Pamela no es un sombrero, sino un icono, retratado con lentes y flashes y acentos y adjetivos en exclusiva para esta revista bajo la luz otoñal de París.
Artículo publicado en T Magazine por Andrés Rodríguez