Es una metáfora, claro. Apagar la red, y hacerlo voluntariamente, no porque te quedes sin señal, que eso fastidia más que un dolor de juanetes. Apagarse. Lo contrario del Star me Up de los Rolling Stones.
A continuación, 10 cosas por las que merece la pena apagarse, al menos un rato. Añade tú unas cuantas más y envíamelas.
1.- Leer encima de un árbol. ¿Qué leer? Ya sabes que el mejor libro es el que uno elige, el que va a comprar, aún mejor que si te lo regalan. Siempre es mejor lo que uno escoge, así que cualquier recomendación por mi parte tiene todas las posibilidades de caer en saco roto. Yo ando entre manos con El Gran Mar de David Abulafia, que es la sexta edición de la historia del Mediterraneo, de sus corsarios, sus piratas berberiscos, sus fenicios comerciantes y sus caballitos de mar. ¿Sabías que John Lennon y Yoko Ono se casaron en Gibraltar? Eso no sale en el libro, pero escucha The Ballad of John and Yoko, esa canción (sin conectarte, por favor) en la que John lo canta todo.
2.- Visita la finca más grande de Valencia. No hace falta que te muevas de casa. Bueno, sí: para hacerte con una botella de Clos De Lom, un vino garnacha con denominación de origen Valencia que es la primera cosecha de los caldos elaborados por la familia Serratosa Caturla. Hay también rosado. Apunta a que el rosado es la tendencia que quieren empujar todos los bodegueros con el objetivo de incorporar al mercado a consumidores más jóvenes. No será fácil.
3.- Apuntarse a la sostenibilidad. No se trata de una tendencia sino de una necesidad. El próximo 6 de junio la revista Forbes, que tengo el honor de editar y dirigir, insiste en sus formatos presenciales y organiza Forbes Sustainability Summit. Puedes apuntarte en la web de la revista (pero más tarde). Comisariado por Ramón Jáuregui, reunirá a las voces más importantes del sector, con la recomendación de Forética, la organización sin ánimo de lucro que fomenta la integración y el buen gobierno.
4.- Escucha ‘La Libreta de Van Gaal’, el podcast que hace una lectura crítica de la prensa deportiva, producido por Spainmedia bajo la batuta de Miguel Gutiérrez. La prensa -que nos evaluamos poco, y la deportiva, quizá menos- escuchada con humor. Es interesante también el instagram de La Libreta (@lalibreta), pero para revisarlo tienes que conectarte, así que espérate un poco. Apunta la dirección del podcast en una de las libretas que Emilio Braga fabrica en Lisboa.
5.- ¿Por qué no te animas a dibujar? Garabatos, bocetos, esbozos… Perfecto para la sobremesa estival. Date un garbeo por JER, en la calle Hortaleza 72, uno de los comercios más antiguos de Madrid, con todo tipo de material para pintura. A partir de cuatro euros encontrarás cuadernos para dibujar a tu jefe en la próxima reunión de estrategia. O para bocetar un desnudo (si es el de tu pareja, mejor que mejor). La caja de Faber Castell de carboncillos apenas llega a los 38 euros y es una buena herramienta para comenzar.
6.- #HazteSalvaje. Ayuda a desconectar el mundo. Hacerse suscriptor de Salvaje, la revista y el proyecto nacido para reivindicar nuestra naturaleza y dar voz a nuestros pueblos. ¿Es posible? Claro, saltando el modelo de medios financiados por publicidad y venta de quiosco. Es más que posible, es necesario. Muchas voces están ahogadas solo por este modelo caduco. Descubre más de las intenciones de Guillermo López Linares, Maria Eugenia Redondo y Luis Torres.
7.- Disfruta de la apnea. Aguantar la respiración es muy divertido. No te preocupes, que no hay riesgo alguno. Ni siquiera debajo del agua. Ve apuntando lo que vas avanzando, las horas al día de práctica. Pronto te darás cuenta de que si te relajas antes puedes avanzar rápido. Controlar tu respiración es la base de otro tipo de controles.
8.- Recupera el tirachinas. No bromeo. En El Rastro aún encontrarás al mejor vendedor de tirachinas de España, un matrimonio de Getafe que lleva muchos años vendiendo y arreglando tirachinas y sus gomas. La mejor munición, según ellos, son «las canicas de los chinos». El target tiene que ser eco, desde luego: una lata vieja, nada de cristales por favor. Ganarás años de vida. Cuando devuelvas tu tirachinas al armario lo mejor para que te dure: talco.
9.- Aprende a tocar las escobillas. No, no se trata de limpiar el cuarto de baño. Ni de la electricidad del coche. Se trata de arrastrar dos baquetas de alambre sobre el parche de la caja de una batería -lo que los profesionales llaman «hacer la mayonesa», en referencia al movimiento que bate el tenedor sobre el aceite y el huevo. El sonido resultante es sinuoso, eléctrico, como si tuviésemos un oído de guepardo que nos permitiese escuchar el terciopelo mientras lo acaricias. Te sentirás Buddy Rich, uno de los mejores bateristas de jazz del mundo. ¡Después buscas sus vídeos en la red!, recuerda que hemos apagado el wifi.
10.-Leer debajo de un árbol. Es igual que leer encima, pero debajo lleva adjunto una siesta segura. Encima no necesitas manta campera, abajo te aconsejo que te surtas también con limonada y un gorro de paja tipo jardinero. Para leer debajo de un árbol te recomiendo las memorias de Gaston Gallimard (Península/Atalaya), el gran editor francés, firmadas por Pierre Assouline. Sí, el mismo que lidera Assouline, la editorial. Meterse en la cabeza de un editor es disfrazarse de un conseguidor impenitente.
Al despertarte ya podrás encender el teléfono, seguro, seguro, que los mensajes han podido esperar, que el teléfono te lo agradecerá, que también necesita descansar “el chaval” y te sentirás más libre.